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IÑAKI CERRAJERIA

La ilustración

 

Mobiliario urbano    Ángel Resa
Alejandro Glaría se aficionó a la lectura por las aventuras de ‘Los cinco’. Engulló a través de los ojos la colección entera varias veces con la voracidad febril de quien se siente parte de la historia. Muchos puristas denostaban a Enyd Blyton, la autora de textos juveniles quien, al margen de prosas excelentes, logró reclutar para la literatura a un montón de chavales que gastaban suelas detrás de un esférico a falta de consolas. Debido a ello notó una vocación precoz por las letras en aquellos tiempos donde los alumnos de ciencias miraban a sus débiles adversarios dos palmos por encima del hombro. Y Alejandro fue puliendo sus gustos, siempre heterogéneos, hasta recalar en las costas de los escritores buenos.
García Márquez, Saramago, Mendoza, Elvira Lindo, Auster, McEwan. Capote, Tabucchi… Clarín y su ‘Regenta’, quizá la obra que Glaría siempre hubiese querido firmar. Y se negó a militar en el bando de los detractores de ‘best sellers’, ligados a esa idea elitista por la que el gusto de muchos es sinónimo de decadencia literaria. ¿Acaso ‘Cien años de soledad’ no pertenece a ese género? ¿Acaso se trata de una literatura pedestre? Tal vez el mejor ejemplo de que cantidad y categoría forman líneas capaces de encontrarse bajo la bóveda celestial que forman las historias y su forma de contarlas.
Alejandro no era inmune a la mejor publicidad posible, esa cadena humana compuesta por eslabones particulares que recomienda libros de boca a oído. Escuchó hablar de ‘El tiempo entre costuras’, vio abundantes críticas que catalogaban el libro de María Dueñas como un ‘best seller’ de calidad y sucumbió a la compra con esa oferta navideña del Gobierno vasco que ofrece cuarenta euros al precio de veinticinco. A Glaría se le acumulaban volúmenes en las baldas del salón y prestó una obra que, como su título indica, no da puntada sin hilo. Entonces admiró el talento de la escritora, capaz de conciliar a lectores compulsivos con hojeadores inconstantes.
Una formidable sucesión de tramas repletas de sentimientos y espías durante el feroz período en torno a la guerra española. Y un estilo propio de una señora filóloga universitaria. Hasta aquí un buen libro más, sobresaliente incluso, sin más ligaduras a esta Vitoria de nuestros gozos y nuestras sombras. Pero resulta que la autora decidió fijar la partida de nacimiento de uno de los personajes fundamentales, Ramiro Arribas, en la capital alavesa. De pronto, este lugar que tantas veces pintamos de gris marengo tenía su propio canalla de ficción. El hombre, un seductor irresistible para la protagonista, un vividor sin escrúpulos que encandila y hiere, se transforma sorprendentemente en ‘uno de los nuestros’.
No anda sobrada Vitoria de rufianes tan firmes como el tipo capaz de sajar el corazón de Sira Quiroga tal que si fuera un libro abierto. María Dueñas estuvo hace ocho días en Villa Suso para presentar la adaptación televisiva de ‘El tiempo entre costuras’. Y entre el público, Glaría escuchó su súplica de perdón por decidir aleatoriamente que Ramiro naciese en esta ciudad de curas y militares antes de lanzarse a los brazos de la modernidad. Quizá la escritora no era consciente de que al auditorio le procuraba hasta un poco de placer el hecho de que el canalla novelesco viese la luz -cuando aparece- en esta capital oscura entonces y verde ahora. Al fin, alguien echado para adelante, aunque fuese para esparcir sufrimiento.
En la sala anochecida proyectaron imágenes de esta obra literaria que se adentra en el firmamento audiovisual. Aparece la escena de Ramiro Arribas, interpretado por un galán que levanta suspiros femeninos nada disimulados. Las mujeres, rehenes del truhán cautivador, no parecen acostubradas a contemplar hombres tan guapos por las calles de su ciudad. Y se conforman con creerse el cuento de que este bribón ficticio se les puede aparecer a la vuelta de la esquina.

La actualidad en una sonrisa. Por Iñaki Cerrajería

Sobre el autor

La intención de este blog es recopilar mi trabajo diario en las páginas de EL CORREO. Caricaturas de escritores y otros personajes, las elecciones vascas con humor, páginas especiales, planas sobre fiestas de Vitoria-Gasteiz, San Prudencio, San Juan del Monte,... El fútbol con las jornadas del Deportivo Alavés, recreaciones de juicios, las ilustraciones para artículos y por supuesto, las tiras diarias de las ediciones de Álava y los domingos de Bizkaia y Miranda de Ebro. Desde todos estos espacios podéis acceder a las noticias, datos adjuntos y participar de forma activa añadiendo vuestros comentarios e ideas. Asimismo, encontrareis en las secciones del blog distintos trabajos que han sido publicados en años anteriores y que poco a poco voy añadiendo. Espero que sonriáis un poco navegando en este espacio.

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