Álava
La romería que abre la temporada de ferias locales no descubrió nada nuevo. Más bien sirvió para subrayar lo de siempre: que de arraigados a la tradición anda la provincia sobrada. Y eso que el cénit del asunto llegó con los romeros de nuevo cuño, los que llegan a rebufo de su propia resaca. Por delante, toda una tarde para broncearse, ‘ordagar’, retozar en un prado algo más desahogado o bailar. San Prudencio ya está festejado.