ARABA
Ayer, desde su clausura, fueron las hermanas Salesas las que se incorporaron a esa imparable corriente de solidaridad que mana del sufrimiento con la donación por su parte de una primera partida de mascarillas de tela. 200 protecciones para boca
–una comunidad de 23 monjas– confeccionar a mano cada uno de esos trozos de tela que escasean y que pueden librar a uno de la infección y hasta de la muerte. Además de en Txagorritxu, el resto de la partida se dejó en las residencias Juan Pablo I, en la de curas mayores de San Antonio, Carmelitas Vedruna y en la del Servicio Doméstico.