ARABA
Hay poquísimos momentos en los que uno se muestre más vulnerable que al cortarse el pelo, al afeitarte la barba. Al fin y al cabo es una de las únicas situaciones en las que te pones en manos, quedas a merced, de alguien armado con un objeto cortante. Por eso todos tenemos a nuestro barbero, a nuestro peluquero de confianza. También Maider, la pastora a la que seguimos, de sol a sol, durante todo un año de trabajo. Cuando toca, y ahora toca, pelar a sus 180 ovejas, ella recurre a Mikel Etxebarria, morrosko vizcaíno de Dima. 38 años, dos brazos como dos troncos, manos fuertes y unas espaldas recias tiene el buen hombre. Él es de los que cardan la lana y jamás se llevan la fama.