ARABA
La Diputación y los pueblos ponen límites a coches y autocaravanas, colocan carteles con normas de respeto y acotan áreas de escalada
No era flor de un día. Aquellas hordas de gente saliendo en estampida los fines de semana a los montes más cercanos del pasado año, cuando la pandemia obligaba a limitar los movimientos entre municipios, se han moderado, pero no han desaparecido. Pasear cómodamente por un hayedo, bañarse en una poza natural, bajar un monte a toda mecha en bicicleta de montaña, sacar a los niños y a los perros a quemar pista son ya actividades frecuentes.