ARABA
Nadie había conocido a mujeres con porra y pistola. Ellas fueron las primeras en enfundarse el uniforme en toda la historia del cuerpo. Un mono que ni siquiera les venía, puesto que las tallas estaban pensadas para hombres. Solo una pudo salir a patrullar en aquel estreno. Desde entonces, han sido muchos los pantalones, camisas y cazadoras que han vestido en el desempeño de su labor; un trabajo con el que han abierto camino a otras mujeres y que será objeto de homenaje en el Ayuntamiento esta semana.