ARABA
Un rincón de Vitoria se queda huérfano. El rincón del ‘antxopi’ con esa deliciosa anchoa de Santoña, del ‘serranito’ con el jugoso jamón que distingue a la casa y a la familia Puelles-Asarta desde ni se sabe cuándo, desde que regentaba el concurrido bar de la desaparecida estación de autobuses de la calle Francia, y del ‘increíble’, la última invención en la cocina, un pintxo a base de lomo adobado que amenaza el prestigio de los otros dos bocados.