BIZKAIA
Del carácter de los vizcaínos se ha hablado desde siempre. Decía Miguel de Unamuno, en su época de profesor en Salamanca, que hay dos clases de vizcaínos, «como hay dos modos de guisar el bacalao; con salsa verde, alegre o por lo menos agridulce; y con salsa roja, que es el vizcaíno según le forjan, el de exportación». Miguel de Cervantes, en ‘el Quijote’, nos tachó de «toscos y duros, coléricos y orgullosos de nuestra hidalguía», además de «los vascos por antonomasia». Pero aparte de ese sello personal que, a juicio de estos escritores, parece distinguir la conducta del nacido en Bizkaia, el interrogante de cómo somos y cómo nos comportamos no tiene una respuesta sencilla.