ADOLFO LORENTE.
Nieva sobre Vitoria. Es jueves, 2 de febrero, y transitar por la ciudad requiere de tanto equilibrio como el que debe poner en liza el diputado general. En lo político, porque su minoría es amenazante, y en lo económico, porque le ha tocado gestionar la peor coyuntura «desde la II Guerra Mundial». Javier de Andres tiene las riendas y pese a todo, que no es poco, esparce copos de optimismo en un contexto de realismo helador. Y lo hace, incluso, un día después, tras escuchar cómo el viernes el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, anunciaba la retirada de su proyecto de presupuestos por los negros presagios sobre la recaudación tributaria. Y es que cuando se habla de economía, todo puede cambiar en apenas 24 horas. He aquí el enésimo ejemplo… (Entrevista completa en el papel)