Tocaba hablar de la situación política de Álava, de los logros y errores del último año de gobierno de la Diputación. Y hablarse, se habló, pero no tanto como algunos pretendieron. Ayer, último domingo de noviembre y sólo 36 horas después del fallido proceso de fusión de la BBK y la Kutxa, se celebró, como manda la tradición, el pleno de política general. Pero en los pasillos del Palacio de la Provincia apenas se conversó de carreteras, ancianos o presupuestos. El centro de todos los corrillos fue la frustrada operación.
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