El último trabajo de Ray Bradbury está dedicado, en parte, a Katherine Hepburn. De las dos novelas cortas que componen ‘Ahora y siempre’, la primera de ellas, ‘En Algún lugar’, tiene un aroma extraño a películas en blanco y negro, a misterio inocente y a cierta mística ya casi extinta. Esta es la obra dedicada a Katherine Hepburn y me ha encantado. Bradbury tiene 89 años y sigue creando como cuando era un veinteañero en Los Angeles y sólo podía escribir en un máquina a la que tenía que echar monedas para que no se bloquease. Este cuento largo tiene toda la frescura de sus primeras obras pero también, y esto es lo peor, un tono final, casi de testamento.
Les dejo aquí el poema que un periodista lee en sus párpados cada vez que cierra los ojos para intentar dormir.
“En algún lugar toca una banda
toca las canciones más extrañas,
sobre semillas de girasol y marinos.
En algún lugar un tambor redobla
y tiembla con tiempos pasados,
recordando días de verano
en días aún no nacidos.
Futuros tan lejanos que son antiguos
y llenos de polvo egipcio
ese olor de la tumba y la lila
y semillas gastadas por el deseo,
y el albaricoque que cuelga de la rama de un árbol
en el cielo, lejos del alcance de nadie,
hay momias tan hermosas como langostas
que recuerdan viejos futuros y enseñan…”
El periodista, obsesionado por el poema, se pregunta si es feliz. Se responde e inicia una aventura que le lleva a lugares imposibles.