Ricky Jay es conocido mayoritariamente en España como un actor secundario de carácter. Fue traficante de armas en ‘El mañana nunca muere’ de James Bond, y ha interpretado a personajes oscuros en ‘Boogie Nights’ o en ‘Red Belt’. Sin embargo, en Estados Unidos es uno de los magos más reconocidos de costa a costa. Aparte de sus actuaciones como experto en la baraja, ha grabado vídeos con Bob Dylan -se puede ver en su página web -, puso en el mercado un CD con música sobre el póker que fue nominado ‘Grammy’, y ha escrito numerosos libros sobre el mundo del espectáculo bizarro.
Aquí abajo les pongo uno de mis vídeos favoritos del maestro.
Es una fantástica demostración de control del naipe, una expresión que forma parte de una de la rama de la magia muy americana como son las demostraciones de póker. Hay que tener en cuenta que gran parte de la magia con cartas procede de los conocimientos de los tahures y jugadores de ventaja, así que una cosa lleva a la otra. Del vídeo hay tres cosas que me encantan.
El sonido: Ricky Jay no habla ni una sola vez en toda la actuación. La banda sonora es el rifleo de las cartas cuando se mezclan y el estampido de los cortes.
Las manos: Jay mueve los dedos como si fuesen bailarinas de ballet. De vez en cuando hace una pausa para frotarse las palmas y dejar claro qué es lo que está pasando.
Los ojos: Jay es uno de los grandes amigos del dramaturgo y cineasta David Mamet y su carrera ha estado ligada a la actuación. El mago no habla porque su mirada transmite más que cualquier palabras. Al principio, Jay parece retar o advertir que se va a asistir a algo asombroso y oscuro. Luego el desafío se transforma en una advertencia. Muchos nominados al Oscar no sabrían transmitir una emoción tan bien como Jay.
Este juego es una demostración de tahurismo absoluta. En los tiempos que corren, creo que un experto en trampas de juego es más respetable que un político o un banquero. El tramposo, después de todo, pone en juego su dinero y su habilidad. Sus errores los asume el mismo. Los errores de los políticos y los banqueros los estamos pagando entre todos.