Una de las fiestas en honor a Obama más extrañas que sin duda se celebrarán hoy tendrá lugar en el restaurante Casablanca de algún lugar de Somalia. Intuyo que puede ser en Beledweyne, la capital de la región de Hiiraan. En el cartel que pueden ver arriba tienen los datos, por si llegan a tiempo.

Esta tarde he buscado en la red la reacción que se podía leer en la prensa somalí a la investidura de Obama. ¿Por qué Somalia? Es un país fracasado, en el que Estados Unidos sufrió una de sus últimas derrotas militares en el mandato de Clinton. Además, se trata de un lugar del mundo a punto de ser dominado por los piratas o por Al Qaida y en el que se está juntando una flota de navíos de guerra de todo el mundo para intentar garantizar el comercio mundial. Adivino que ser blanco allí es garantía suficiente para sufrir un secuestro. Le escuché decir a alguien que el hecho de que un negro sea el presidente de Estados Unidos puede ser un acicate para que Africa salga del abismo. Supongo que en un lugar como Somalia habrá más gente que se frote las manos pensando en el rescate que le pagarían si consiguiera secuestrar a Obama que en el modelo que puede ser para su país. Lo cierto es que en los periódicos digitales, las noticias sobre piratas son más importantes que las referidas a Estados Unidos.

Pero la cena por Obama me parece una incógnita. ¿Quiénes acudirán? ¿De qué hablarán? Cuando sugieren que se lleven máquinas de fotos para tomarse una instantánea con una imagen de Obama, ¿cómo será el retrato final? ¿Cuál es el código de etiqueta que manda en el restaurante Casablanca? ¿Qué poesías se van a leer, según figura en el menú? ¿Irán los piratas a la fiesta? ¿Al terminar, ya de vuelta a casa, los asistentes soñarán con que sus hijos sean algún día presidentes de Estados Unidos?