Imelda May es un terremoto. La cantante irlandesa actuó el viernes en Vitoria, en uno de los conciertos más interesantes del ARF. Arriba tienen una de las canciones que interpretó en directo. Les aviso. En el vídeo oficial -imposible reproducirlo aquí- la secuencia comienza con una imagen de la portada del ‘Adiós a las armas’ de Hemingway, un toque cultural que probablemente conseguirá que prohiban el vídeo en varias cadenas de televisión.
Una de las imágenes que me intrigó del concierto es la invasión de una nueva estética rockabylly siniestra. Una especie de retro que se actualiza con toques góticos. Tatuajes de esqueletos con naipes y anillos de calaveras.
Los 50’s se están recuperando, no sólo en la moda, sino también en la música. Algunos de los grupos de éxito que renuevan la banda sonora de aquellos años son los alemanes The Baseballs, en su versión más comercial, o Kitty Daisy and Lewis , en su lado más exquisito. Además de la propia Imelda. Es curioso que sean los europeos los que relancen a los clásicos norteamericanos. En el fondo, los yankees siempre han fascinado, incluso a quienes les odian.
Haciendo una interpretación quizás demasiada sencilla me parece normal la llegada de una moda retro que nos conduce a los años en los que todo estaba a punto de saltar por los aires pero la gente no lo sabía e intentaba ser feliz. Los cincuenta vistos como paso previo a la Guerra Fría, Vietnam, Cuba, el mundo a punto de partirse en dos por La Bomba, las crisis del modelo de sociedad, la revolución en ciernes y todo eso.
Quizás estamos viendo la estética del fin de una era y la crisis nos ha colocado ya en las puertas del cataclismo. Mientras tanto, disfrutemos de Imelda. Ahí va otra.