>

Blogs

BAdmin_elcorreo

Héroes

Banalización del terror

Lo de menos en las declaraciones que realiza Julio Anguita es el tremendismo según el cual ningún artículo de la Constitución sirve para nada, coherente con su menosprecio de la transición. Tampoco extraña su convencimiento de que ETA ha llegado a la conclusión de que “esto se ha acabado” y “no se puede seguir por ese camino”, pues viene a coincidir con la especie que se ha instalado en algunos sectores, sin que nadie sepa bien en qué se fundan, al margen de su voluntarismo y la interpretación de algunas frases equívocas.

Desazona algo más su versión del terrorismo, cuando dice que “su locura [la de ETA] ha sido creer que le pueden echar un pulso al Estado español y al francés. Se equivocaron”. ¿Todo era cuestión de “eficacia”? ¿Si hubiesen podido echar ese pulso con alguna posibilidad, el terror habría estado justificado? ¿Hubiese tenido algún pase?

Pero lo que repele en el discurso del comunista –por el que uno confiesa haber tenido sus simpatías– es la idea paranoica de que hay sectores en España que quieren que ETA se mantenga. “Parte del espectro español pasará un mal rato el día que ETA deje las armas”. ¿Pero de qué habla este hombre? ¿Se refiere a los amenazados? ¿A que hay demócratas que se alegran de las amenazas? No se pueden decir barbaridades de este calibre sin más explicaciones.

La insidia la tiene bien asentada. “Aquí hay quien no tiene ganas de que ETA deje las armas. Y no son los violentos”. ¿Entonces quiénes son? Debe decirlo, para que la democracia actúe en consecuencia. Y si no es más que una fantasía su obligación es callarse. “Tienen miedo a que ETA desaparezca”. ¡Al Gobierno vasco “el que ETA diga que se marcha les crea un problema tremendo”! ¿En serio piensa el ex dirigente político que socialistas y populares, directamente amenazados por ETA, desean que el terror siga? El discurso se mueve entre la frivolidad y la ofensa.

Dejando a un lado su intuición/certeza de que ETA va a desaparecer ya –no toca hoy este asunto– el problema en sí mismo son estos conceptos irresponsables y conspiranoicos, esta alusión a poderes ocultos que sostienen el mal, por sus turbios intereses, que les lleva a hacer lo contrario de lo que dicen. La banalización del terror deviene en menosprecio intelectual y político hacia quienes lo sufren. Resulta que las “fuerzas ocultas” quieren que ETA siga para tener la coartada ¿de qué?: “de no hablar del problema político”. Vamos, hombre, alguna seriedad es exigible en estas cuestiones vital y políticamente críticas. ¿Qué querrá decir Anguita? ¿Querrá decir algo? ¿Cree en serio tal simpleza o ha sido para salir del paso? Además, las cosas como son: en el País Vasco no se hará otra cosa, pero hablar del problema político (y de los problemas políticos), sin parar.

Con el aire progre de quien lo comprende todo, este discurso relativiza el terrorismo y el horror que lo impulsa. En el totum revolutum todos parecemos culpables de que exista. No los que comprenden “a los vascos”, claro está, sino los demás, vascos o no, que no entendemos ni a ETA ni sus razones (?). Y los terroristas salen como una especie de angelitos deseosos de dejarlo contra la voluntad de “parte del espectro español”.

¿Pueden existir heroísmo y política sin moral ni ética?

Por Manuel Montero

Sobre el autor


noviembre 2010
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930