Éramos pocos y parió la abuela. Resulta que el “abogado sudafricano y mediador en conflictos políticos” Brian Currin va y pide una comisión independiente que investigue las circunstancias que rodean la muerte de Anza. Ni siquiera espera que concluya la investigación francesa, a ver si tiene alguna falla. La envuelve ya de dudas, de sospechas. A priori. Este presunto mediador asume las actitudes y prejuicios de la izquierda abertzale. Y encima se rodea del aura de estar por encima de bien y del mal. Lo que nos faltaba.
No sólo lo anterior. Todo el discurso de su comunicado parte de creer en las buenas voluntades batasunas – como si fuesen unos angelitos y no tuviésemos décadas de experiencia sobre cómo se las gasta esta gente -. Currin cree que la izquierda abertzale “se ha comprometido con medios no violentos” y pretende que tal creencia se convierta en el eje de la política española. La mentada izquierda abertzale todavía no ha dicho ETA no, no al terrorismo, y tenemos que profesar fe en una frasecita ambigua dentro de un comunicado-ladrillo, que además permite una interpretación distinta. En el argumento, la prueba de la apuesta batasuna por la “no violencia” no le corresponde a la izquierda abertzale sino a los demás. Es nuestra responsabilidad, de seguir las sutiles indicaciones del mediador que media sin que los mediados medien para que les medie.
Como el mediador cree que la izquierda abertzale dice que no a la violencia – se lo han debido cuchichear en secreto a la oreja – “la no violencia se va a convertir en la nueva política de Euskal Herria”. Así que insinúa que los demás (los que no somos izquierda abertzale) practicamos la violencia, como si todos compartiésemos la brutalidad de los terroristas y el estómago de quienes les jalean. Como si todos fuésemos culpables del terror que ETA y sus secuaces nos han practicado. La sugerencia de que con una investigación independiente “el Gobierno estaría mostrando su compromiso contra todo tipo de violencia, incluso aquella que proviene de sus propios agentes” constituye una insidia. Insinúa sin pruebas – sólo los decires batasunos, oráculo de Delfos – que la policía viene realizando una práctica ilegítima de la violencia. Resulta inadmisible. El mediador sudafricano nos mira con los anteojos de la batasunía.
Además, la comisión independiente no serviría para nada. La izquierda abertzale seguiría pensando que lo sucedido con Anza es “guerra sucia” (no la “guerra limpia” de ETA) aunque se les mostrase un vídeo que recogiese todos los sucesos y manifestase claramente que le dio un infarto. Se lo han dicho los jefes y no cambiarán nunca de opinión. Ni siquiera si el tal Currin se lo dijese.
Por si fuera poco, este hombre cree que “el proceso democrático” que se ha sacado la izquierda abertzale de la manga (y bendecido ETA) tiene algo que ver con la democracia.
Una plaga que nos cae a los vascos de vez en cuando la representan los mediadores como este hombre. Tendrá buena voluntad, pero es mediador de parte. Está en aquella parte. No con la democracia sino con quienes la cuestionan. ¿Quiere estar en medio? Pero no hay lugar intermedio entre la democracia y la barbarie.
Los mediadores tienden a pensar que aquí hay dos lados, cada uno con sus razones, distintas pero equiparables. Creen en dos comunidades que se hostigan y que sería bueno rebajasen sus expresiones violentas. Piensan en términos de conflicto entre dos partes cada una con sus razones y soluciones intermedias a poco que medien los mediadores.
No tiene nada que ver con lo que sucede en el País Vasco. No hay dos partes. Sólo ETA y su entorno (del que forma parte la izquierda abertzale) fustigando a la democracia. El mes pasado el tal Currin decía que para que esto mejorara era necesario “el cese de hostilidades por todas partes”. En lo que a los demócratas nos toca, quizás se refiera a que los amenazados dejen de llevar escolta, que siempre resulta intimidatoria y expresión violenta del conflicto.
La presencia entre nosotros de “mediadores” que, además de no enterarse – ¿o sí?: mejor creer en la buena fe –, difunden las consignas de Batasuna, beligerante contra la democracia, es un sarcasmo. Nada heroico.
P.S.: Ayer ETA mató a un policía en Francia. No es una expresión del conflicto: es un asesinato.