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Oskar Belategui

Gran Cinema

Plastilina contra el imperio Pixar

 

El animador estrella de Aardman cuenta los secretos de ‘¡Piratas!’, la última maravilla de los artesanales estudios de Bristol

 

 

Andy Symanowski (Leicester, Reino Unido, 1970) viaja con una maleta de seguridad acolchada que parece diseñada para armas químicas. Cuando la abrió al término de la proyección de “¡Piratas!” en AnimaBasauri, los espectadores se arremolinaron a su alrededor. Pudieron tocar con sus manos los personajes que les habían hecho reír en la pantalla. «Es una de las claves del éxito de Aardman», explica el animador estrella de los estudios británicos. «La gente se imagina comprando plastilina en una tienda y haciendo muñecos para jugar con ellos. La animación por ordenador establece una barrera psicológica entre el artista y la audiencia. En cambio el público entiende mejor las marionetas, las ve como juguetes muy caros y reales».
Symanowski lleva 16 años en la imaginativa factoría de Bristol, objeto de una retrospectiva en el certamen vasco. Capaz de plantar cara a Pixar en un competitivo mercado, Aardman ha conseguido cuatro Oscar gracias a la técnica de la “stop motion” o animación fotograma a fotograma. Wallace y Gromit son sus personajes más identificativos, un inventor de artilugios imposibles que adora el queso y su compañero canino, amante de Bach y la calceta. El gran público conoció la magia y el encanto excéntrico de las criaturas Aardman gracias a “Chicken Run”, una frenética versión de “La gran evasión”… con gallinas.

 

 

AnimaBasauri se ha dado el lujo de mostrar “¡Piratas!” dos meses antes de su estreno en las salas el 20 de julio. Hugh Grant dobla a un corsario que hace lo imposible por conseguir el título de Pirata del Año, aunque su tripulación no distinga la proa de la popa. En el elenco aparecen desde Charles Darwin a la reina Victoria. Y un mono que habla mediante carteles y roba la función. Aardman se ha unido a Sony para la distribución mundial de la que será la peli de dibujos veraniega, con permiso de lo nuevo de Pixar, “Brave”. José Coronado y el futbolista Andrés Iniesta ponen la voz en la versión castellana.
Symanowski ilustra el arduo proceso de trabajo con la inesperadamente pesada marioneta del capitán pirata. «Está hecha de alambre, silicona, látex y plastilina. Solo este muñeco tiene 750 bocas intercambiables. Las cejas de plastilina son fácilmente moldeables, porque en Aardman creemos que la expresivi dad reside en el área superior del rostro». Más de 350 personas han estado involucradas en “¡Piratas!”. Un largometraje en “stop motion” del estudio tarda, por término medio, cinco años en completarse. Solo el barco de los desastrosos corsarios medía 4 metros de eslora y pesaba 350 kilos. El mar y algunos de los fondos, eso sí, están hechos por ordenador. Y todo en 3-D.

 

«Quiero pensar que la aceptación de Aardman no solo se debe a su técnica artesanal», reflexiona Symanowski. «Las historias son siempre divertidas, hacemos el énfasis en la emoción de los personajes. Y este humor y la excentricidad solo pueden ser británicos, porque nos gusta reírnos de nosotros mismos». “¡Piratas!”, según el animador, jamás podría provenir de un estudio de Hollywood. Nada que ver con las cuatro aventuras Disney protagonizadas por Johnny Depp.
«Es la antítesis de un “blockbuster” (taquillazo), solo se parece en que salen piratas. Su humor es tan “british” que puede hacer que no viaje tan bien a otros lugares. He visto la película seis veces y cada vez la disfruto más, porque pillo nuevos guiños cinéfilos. Es muy Monty Pyhon».

 

Creada en 1972 por Peter Lord y David Sprox ton, Aardman toma su nombre de un superhéroe protagonista del corto con el que irrumpieron en la BBC aquellos dos estudiantes hippies. La fábrica de marionetas es ya uno de los signos identificativos de Bristol. La localidad a orillas del río Avon (421.000 habitantes) se ha beneficiado del impacto económico de una empresa por la que sueñan los estudios de Hollywood. Con medio millar de empleos directos, Aardman jamás ha renunciado a su independencia pese a firmar una alianza con Dream works que dio paso a la actual con Sony.
«Aardman está unida a Bristol, no se entiende sin la ciudad», zanja Symanowski. «Hace unas semanas se discutió una moción en el Parlamento para que siguiéramos establecidos allí, a pesar de lo desfavorables que nos son los impuestos. Hacemos coproducciones con Canadá y Europa. Y las alianzas con “majors” no nos restan libertad».

 

El fichaje en 1985 de Nick Park, creador de Wallace y Gromit, se tradujo en el primer Oscar. La productora británica realiza infinidad de anuncios que le proporcionan el dinero para las aventuras cinematográficas. También tiene una rentable división digital para confeccionar páginas web y juegos “on line”. Toda esa experiencia le sirvió para estrenar las pasadas navidades “Arthur Christmas”, su primer largometraje CGI (Computer-Generated Imagery), en la jerga de la industria, animado digitalmente.

«Arthur era un personaje muy Aardman, no creo que se perdiera la esencia del estudio por prescindir de las marionetas, aunque reconozco que yo prefiero trabajar con ellas», se excusa Symanowski, que acabó en el cine tras fracasar como diseñador gráfico: «Era muy malo». No está nada mal para un admirador de “Tom y Jerry” y “La guerra de las galaxias”, que jamás soñó con trabajar en el cine. A su lado en Bristol, tres españoles también se dejan los dedos en la plastilina. «Suelen traer películas españolas de animación para que las veamos. Y están muy bien».

 

Por Oskar Belategui

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