BARBARA KOPPLE
DIRECTORA
La única directora con dos Oscar repasa en su último filme el historial de suicidios, enfermedades mentales y adicciones de la familia Hemingway
‘Running from Crazy’ se presentó en la 55 edición de Zinebi
Una huelga de mineros del carbón en Kentucky que duró trece meses, el festival de Woodstock, las armas en Estados Unidos como religión, Woody Allen, Mike Tyson… La cámara de Barbara Kopple (Nueva York, 1946) ha registrado las convulsiones sociales y políticas de Estados Unidos y retratado a algunas de las personalidades más fascinantes de la cultura contemporánea. “Harlan County”, declarada por el Congreso un clásico del cine americano, le brindó en 1977 el primero de sus dos Oscar (obtuvo otro en 1991 por “American Dream”, sobre el declive de las zonas industriales en EE UU).
Homenajeada por Zinebi en 2000, Kopple regresó ayer a Bilbao con otro de sus exhaustivos documentales, centrado esta vez en la familia Hemingway y en el legado de suicidios, locura y adicciones heredadas del patriarca Ernest. Producida por Oprah Winfrey y estrenada en el Festival de Sundance, “Running from Crazy” (Escapando de la locura) interroga a la actriz Mariel Hemingway, que, de momento, ha sobrevivido a los siete suicidios de familiares como su célebre abuelo y su hermana Margaux. Los genes de los Hemingway, constata el filme, son portadores de belleza, talento y una predisposición a la autodestrucción.
– No hay nada de romanticismo en la estela de locura y adicciones que dejó Ernest Hemingway.
– El romanticismo se asocia a la figura de un escritor que vivía al límite, cazando, pescando, bebiendo y siempre de fiesta. Pero esta película habla de sus nietas y de cómo perciben a su familia. Ellas solo sabían que su abuelo era un novelista maravilloso. Yo pongo la cámara y ellas hablan sobre Hemingway y, de paso, se descubren a sí mismas.
– ¿Mariel Hemingway ha logrado escapar de esa herencia maldita?
– No lo sé. Ella está huyendo de ese legado, luchando contra su dolor y sus sentimientos, como todos hacemos en esta vida. Mariel lo hace lo mejor puede dadas sus circunstancias. Viene de una familia donde ha habido siete suicidios o más. Lleva un estilo de vida saludable y se desvive por sus dos hijas. Pero no sabemos qué le espera a la vuelta de la esquina.
– Llama la atención esa vida agotadoramente sana que lleva Mariel Hemingway, obsesionada por el yoga, el ejercicio, la comida saludable, el deporte de aventura…
– Todo ese estilo de vida es muy importante para ella, hasta ha escrito un libro con su actual pareja, “Corriendo con la naturaleza”. Trata sobre ver el amanecer y el crepúsculo, comer sano, hacer ejercicio… Yo creo que le encantaría volver al cine si le ofrecieran un papel. Quizás esta película le ayude a conseguirlo.
– ¿Sabía que el padre de Mariel había abusado de dos de sus hermanas o esa revelación surgió en la conversación?
– Me lo dijo durante una entrevista. Mariel no se avergonzó y sintió que era importante contarlo para entender toda la historia. Siempre crees que los abusos sexuales ocurren en casas de otras familias.
– Usted también ha sufrido un caso de suicidio en su familia. El hijo de su exmarido se quitó la vida con quince años.
– Sí. Evan tenía problemas mentales desde los cinco años y estuvo entrando y saliendo de diferentes instituciones. Cuando fui a su habitación, el ordenador estaba encendido con la nota de suicidio. Seis razones para vivir y seis para morir. Hablaba de sus sueños, de escribir música y hacer películas, de cuánto amaba a sus amigos. Los motivos para morir eran: “Soy un perdedor, nunca le importaré a nadie, soy una carga para mi familia…”. Mi hijo, al leer aquello, me dijo que si lo hubiera sabido, si hubiera hablado con él, podría haberle ayudado, porque él también había pasado por eso, como todos los adolescentes. Ahora es psiquiatra infantil en Nueva York y sigue intentado encontrar las respuestas a por qué un chaval se suicida. Espero que con este filme se hable del suicidio, algo tan estigmatizado como el cáncer de mama o el sida.
– En 1976 rodó un documental mítico, “Harlan County”. Pasó tres años con los mineros de Kentucky.
– Puede parecer mucho tiempo dedicado a un proyecto, pero cada historia necesita su tiempo. Yo tengo un mantra en mi profesión: haz todo como si fueras lo único que vas a hacer en tu vida.
– ¿Qué le parecen los “reality shows” que explotan los trapos sucios de una familia? ¿Cuál es la diferencia con su filme?
– Bueno, esto es una película. Es real, no hay un guion como en los “realities”. La familia Hemingway tiene una historia rica y asombrosa. Yo he hecho esta historia con honestidad y respeto. No veo esos programas de los que usted habla, pero todo aquello que logre que la gente hable de sus emociones me parece bien.
– Quizá el público no sabe que esos “realities” tienen guion…
– ¿Importa realmente? La diferencia es que en esos espacios se trata de atraer al público a toda costa, sin imponer una distancia.
– ¿Le gustan los documentales donde el director es la estrella, como los de Michael Moore?
– Me encantan. Michael es brillante, divertido, una marca en sí mismo. La gente sigue sus documentales porque les hace agitarse y pensar en cosas importantes. Si hubiera una sola forma de hacer documentales sería tan aburrido…
– ¿Cómo afronta su profesión?.
– Siempre he buscado que lo que filmara fuera verdadero. Es como mirar debajo de una manta donde no debes mirar y sacar de repente algo que nunca hubieras pensado que estuviera allí. Siempre he tratado de contar buenas historias para mostrarle a la gente mundos diferentes y abolir los estereotipos.
– Impone preguntar algo a una entrevistadora como usted. ¿Cuál es la clave para una buena entrevista?
– La mejor entrevista es aquella en la que cuentas una historia. Aquella en la que te importa la persona que tienes delante y tienes curiosidad por saber qué te puede contar. Además tienes que tener la habilidad de crear un clima distendido. Tu entrevistado solo te dirá lo que tiene que decirte si se siente seguro contigo. Yo soy una cotilla, y me encanta mi trabajo.
– ¿Cómo es Woody Allen, a quien retrató en “Wild Man Blues”?
– Todo el mundo me decía si estaba loca cuando empecé a rodarle, justo cuando tuvo su primera cita con Soon-Yi. Después de aquello puedo asegurar que Woody es igual delante y detrás de las cámaras, igual de divertido, viviendo en su mundo interno, abominando de las multitudes… Le aprecio de veras. Me dejó hacer lo que quisiera, y cuando vio “Wild Man Blues” descubrió que también trataba de su relación con Soon-Yi. Me alegro de que sigan juntos, hayan adoptado niños y estén igual de enamorados.
– Mike Tyson.
– Antes de aceptar pensé, muy bien, aquí hay alguien que merece haber estado en prisión por violación. Tuve que dejar todo lo que pensaba fuera y rodar con el corazón puro. Tyson ha sabido transformarse y ahora es un actor, hace espectáculos… Le respeto.
– ¿Y Gregory Peck?
– Era un hombre al que amaba tanta gente… Un ejemplo de integridad, inteligencia, progresismo político… Encontré que todos esos valores eran verdaderos. Él no entendía que yo quisiera rodarle entre bambalinas, “eres una pequeña terrorista”, me regañaba. Vio mi documental junto a su mujer, Veronique. Y me confesó que era su segunda película favorita tras “Matar a un ruiseñor”. ¿No es maravilloso?
Entrevista publicada en el diario EL CORREO el 19 de noviembre de 2013.