JOSÉ LUIS REBORDINOS
DIRECTOR DEL ZINEMALDIA
San Sebastián arranca con menos estrellas que el año pasado y un presupuesto ajustado: “Hemos dicho que no a marcas que no eran para unirlas al nombre del Festival”.
A las seis de la mañana camina todos los días. «Tengo los triglicéridos altos». José Luis Rebordinos (Rentería, 1961) también hace ejercicio en su despacho del teatro Victoria Eugenia, yendo y viniendo mientras ultima la tercera edición del Zinemaldia que dirige. Esta mañana cierra la llegada de una estrella sorpresa en la gala de inauguración: «No te digo quién, solo que es una actriz con entidad para ser un Premio Donostia». (Resultó ser Annette Bening).
Rebordinos tiró la casa por la ventana el año pasado al conmemorar el 60 aniversario del Festival con cinco Premios Donostia, entre ellos Dustin Hoffman y John Travolta. En esta edición, que arranca el viernes, tendremos dos más modestos: Carmen Maura y Hugh Jackman. Las vacas flacas en el cine y los recortes de las instituciones, cuenta Rebordinos, se han logrado compensar con patrocinadores privados. Nueve días de glamour para hacer olvidar un año terrible para la industria en España, que, paradójicamente, ha dado una cosecha de películas «espectacular».
– De cinco Premios Donostia a dos. Vaya bajón.
– Es normal, el año pasado era el 60 aniversario. Como no teníamos dinero para una macrofiesta lo celebramos trayendo Premios Donostia. Y como todo el mundo nos confirmaba su presencia… Es muy difícil que se repita. Lo ideal para mí son dos. Todos los años hacemos gestiones con gente que, el día que los astros se alineen, vendrán.
– ¿Por ejemplo?
– George Clooney, Steven Spielberg… Nos encantaría tenerlos.
– Clooney estuvo hace poco en Venecia y tiene película en la sección Perlas, “Gravity”.
– No puede venir porque está rodando. “Gravity” es de Warner, que el año pasado hizo el estreno europeo de “Argo” en San Sebastián y acabó ganando el Oscar. Ben Affleck se fue encantado. Veinte días más tarde, Clooney hubiera podido venir. Este año hemos lanzado la caña a menos figuras, porque si muchas dicen que sí hacemos un agujero de 300.000 euros.
– Su sueño es traer a Clint Eastwood.
– Clint Eastwood, Robert Redford… Los obvios, lo son todo en el mundo del cine. Como Scorsese, que hace cuatro años estuvo a punto de venir a recoger el Donostia cuando dimos su documental de los Stones. El Festival está mejor situado que hace dos años, sobre todo con el cine americano. Lo notamos a la hora de conseguir películas.
– Por primera vez en la historia del Festival la cinta de inauguración, “Futbolín”, de Juan José Campanella, es en 3D. Ese formato que iba a salvar Hollywood.
– Nunca me lo he creído. El 3D tiene sentido en ciertas películas, como en “Gravity”, donde ver el espacio así es una pasada. “Futbolín” también está concebida en ese formato, no es un añadido.
– ¿Qué siente ante este panorama catastrófico con salas vacías, el cierre de la distribuidora Alta Films…?
– Lo vivo con mucho dolor. Igual me estoy quedando viejo, pero soy de los que siguen pensando que el cine hay que verlo en una sala. Internet está muy bien, aunque estoy absolutamente en contra de la piratería. Me indigna la gente que la defiende como algo progresista, cuando en realidad hay que ser muy reaccionario para defenderla. Estar en contra de la piratería no significa que la gente no pueda acceder al cine a través de la Red. Reclamo que se busquen soluciones para que se puedan ver películas en Internet de forma legal. ¡Pero a mí me han dado tanto placer los programas dobles en Rentería! Ir al cine solo o acompañado para discutir luego la película… Me da tanta pena que desaparezca y que los jóvenes no lo disfruten… Cuando acabe el festival, tengo unas ganas locas de irme a los Príncipe a las cuatro de la tarde a ver una peli solo.
– Las salas que se cierran ya no se van a volver a abrir.
– Tiene difícil solución. La situación es terrible, cada vez que se cierra una sala se me rompe algo por dentro. Pero no soy pesimista, volveremos a salir, como de la crisis. En los próximos años va a haber transformaciones. Red Bull ha creado una cadena de cines europeos para exhibir películas de deportes de riesgo, y están llenos de jóvenes. Francia ha reducido el IVA al 5%… A lo mejor tenemos que bajar el precio de las entradas.
– ¿La subida del IVA cultural ha sido la puntilla?
– No sé si el Gobierno ha conseguido los beneficios que esperaba con esa medida, solo sé que ha perjudicado al cine. Un IVA del 21% para temas culturales es muy duro. En una situación de crisis la gente se quita lo que no es imprescindible, hay que comer antes que ir al cine.
– Usted que está en contacto con el cine español, ¿qué le cuentan de la situación?
– Que lo están pasando mal. Los que pueden buscan cómo sobrevivir en base a bajar los presupuestos y con coproducciones. “Las brujas de Zugarramurdi” es coproducción con Francia; “Caníbal”, con Rumanía, Rusia y Francia.
– Los actores también se han bajado el caché.
– Sí. Nosotros también pagamos menos por presentar las galas. Y sin embargo, aunque vaya tan mal, es un mérito que en estos momentos el cine español sea espectacular. Las películas españolas en Toronto, San Sebastián, Sitges, Valladolid, Sevilla, Málaga… Para la que está cayendo estamos muy fuertes. No nos ha costado nada seleccionar los títulos españoles en el Festival. Reto a que alguien me diga tres países europeos con películas tan interesantes.
– Hablemos de las cuentas del Zinemaldia. Este año el presupuesto es ligeramente inferior al del año pasado.
– Andaremos por los 7,2 millones de euros y el año pasado fue de 7,4. La cifra es un poco tramposa, porque hay dos aspectos en los que, a pesar de la crisis, hemos aumentado el presupuesto. El tema técnico, porque hemos tenido que reconvertirnos al digital, adecuar las salas y cambiar los proyectores (todas las películas se exhiben en digital menos las retrospectivas). Y también se ha hecho un esfuerzo mayor en las actividades de industria, en el Foro de Coproducciones, donde la gente invierte en proyectos en marcha. En San Sebastián se venden películas, pero no podemos compararnos con mercados como Toronto, Berlín y Cannes. Queremos ser imprescindibles en los proyectos entre Europa y América Latina.
– ¿Qué instituciones han disminuido su aportación?
– Ha habido un ligero recorte en el Ministerio de Cultura, aunque luego ha sido prácticamente cubierto por Industria, que entra en el Foro de Coproducciones. Gobierno vasco y Ayuntamiento mantienen la suya y la Diputación de Gipuzkoa, que ya rebajó el año anterior, lo ha vuelto a hacer este, aunque también a última hora ha dado una aportación extra de 100.000 euros. Sigue siendo la que menos aporta (unos 850.000 euros).
– Han disminuido los patrocinadores privados.
– Cada año es un sinvivir. La edición pasada se cayeron patrocinadores privados por unos 400.000 euros, pero conseguimos 600.000. Este año se nos han caído por el mismo valor y solo hemos conseguido compensarlo. También tenemos previstos prudentemente menos ingresos que el año pasado. Por ejemplo, en la publicidad de las vallas vamos a recaudar menos, pero no nos quejamos, porque hay festivales que han perdido todos los ingresos en este concepto.
– Nos tenemos que ir acostumbrando a ver marcas comerciales por doquier en los festivales.
– Ya se está viendo. Casi todas las secciones de los grandes festivales llevan marcas. No hay más remedio, aunque nosotros intentamos que no sea cualquiera. No todo vale. De hecho, hemos rechazado alguna oferta económica importante porque la marca no era como para unirla al nombre del festival.
– ¿Por qué?
– Porque hay algunas que pueden estar lastradas políticamente. Personalmente no me asociaría con ningún país o institución que no respeten mínimamente los derechos humanos.
– ¿Los bancos?
– Bancos sí, tenemos el Premio Kutxa-Nuevos Directores. Me refiero a países donde los derechos de la mujer no son los mejores. Aunque pusieran todo el dinero del mundo no entraríamos. También puede haber marcas cutres que no encajarían con el espíritu del festival.
– Hay equipos de fútbol que no tienen tantos escrúpulos.
– Bueno, yo solo puedo hablar del Festival, un lugar de encuentro donde el cine debe unir a los pueblos. Tampoco programaríamos una película que apoyase abiertamente el terrorismo o con un mensaje fascista o a favor de la segregación racial. No aceptaremos dinero claramente marcado.
– ¿Llegará un día en que el Premio Donostia se llame Premio Coca-Cola?
– No me importaría. No pasa nada.
– Cierta actriz se negó a recoger un galardón en el Festival de Málaga porque se llamaba Premio Nespresso.
– Bueno, si nosotros damos un premio, el que lo recibe va a saber que se llama así. Lo que no puedes es ocultárselo.
– Un estudio cifra el impacto económico del Zinemaldia en 27,3 millones de euros, lo que multiplica por siete la inversión de las instituciones. ¿Cree que las administraciones son conscientes de ello?
– Sí. Yo me he sentido absolutamente apoyado por las cuatro instituciones (Ayuntamiento de Donostia, Gobierno vasco, Ministerio de Cultura y Diputación de Gipuzkoa) en los tres años que llevo. Tienen clarísima la importancia del Festival y su apoyo es incondicional. Saben que esta es una apuesta de futuro, que el Zinemaldia está por encima de ellos y de su director. Un motor económico, social y cultural, un proyecto de país para Euskadi y el resto del Estado. Lo que ocurre es que la situación económica es muy dura. Mi obligación es reclamarles que sigan apoyándonos con la mayor cantidad posible, desde el entendimiento de las dificultades que tienen para poder hacerlo. Ese estudio de impacto económico no era para meter presión, sino para darles argumentos. También hay ciudadanos que dicen: con la que está cayendo, ¿cómo se gastan ustedes un millón de euros en un festival de cine cuando hay gente que pasa hambre? Pues porque genera beneficio económico. Si solo atendemos a las necesidades asistenciales nunca saldremos del túnel.
– El proyecto de Capitalidad Cultural de Donostia 2016 está siendo cuestionado. La polémica designación de su directora, el informe del jurado internacional denunciando intervencionismo político y retrasos en los plazos… ¿No puede acabar viéndose afectado el Zinemaldia?
– La polémica no nos afecta para nada. En cualquier caso afectaría positivamente que San Sebastián sea Capital Cultural. De hecho, Donostia 2016 colabora con nosotros este año en el Encuentro de Estudiantes de Cine. Y tenemos un par de proyectos sobre la mesa con ellos, al igual que con Tabakalera y la Filmoteca Vasca, para ver qué podemos hacer ese año.
– ¿Pero tiene una opinión personal al respecto?
– Ni entro ni salgo, me siento incapaz de dar una opinión. A veces, también leo cosas sobre el Festival que no son ciertas. Me pierdo. Soy un técnico y no entro cuando se entra a discutir algo desde el punto de vista político. Como ciudadano tengo mi opinión, como director del Zinemaldia no puedo darla. Lo único que sé es que nuestra relación con Donostia 2016 es espléndida y estamos trabajando juntos, aunque digan que no se hace nada.
– ¿También hay sintonía con el Ayuntamiento y con el alcalde de Bildu, Juan Karlos Izagirre, presidente del consejo de administración del Festival?
– Es mi alcalde como ciudadano, le debo respeto absoluto como a cualquier otro, sea de Bildu o de otro partido. En el trato personal nos conocemos desde chavales. Cualquiera que le conozca, al margen de las discusiones políticas, sabe que es una persona muy cercana. Afortunadamente, el consejo de administración del Zinemaldia es tan plural como la sociedad vasca. Hay miembros elegidos por el Ayuntamiento y la Diputación (Bildu), el Ministerio de Cultura (PP) y el Gobierno vasco (PNV). El clima no puede ser mejor: desde que estoy yo todo se ha aprobado por unanimidad. Eso demuestra la sintonía.
(Entrevista publicada en el Diario EL CORREO el 16 de septiembre de 2013).