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Oskar Belategui

Gran Cinema

Con ocho apellidos vascos

La nueva comedia de Emilio Martínez Lázaro, escrita por Borja Cobeaga y Diego San José, demuestra que, por amor, un andaluz se puede pasar a la kale borroka

Conocer a los futuros suegros siempre es un mal trago. Pero si uno es sevillano de pura cepa, señorito y capillita, y se hace pasar por vascorro y borroka para ganarse la simpatía del aita el encuentro puede adquirir tintes dramáticos.
– Encantado de conocerle. Compagino deporte eta independentzia.
– Me recuerdas a otro novio de mi hija que era del Sur. De Vitoria. Pero tenía ocho apellidos vascos.
– Yo también los tengo: Argiñano, Igartiburu, Erentxun, Gabilondo, Urdangarin, Otegi, Zubizarreta y ehhh… Clemente.
– ¿Clemente? No jodas. Ese apellido no es vasco.

Podría ser un gag de “Vaya semanita” -y algo de eso hay-, pero los diálogos pertenecen a “8 apellidos vascos“, la comedia que rueda estos días en tierras guipuzcoanas Emilio Martínez Lázaro. Dani Rovira es Rafa, o mejor dicho, Antxon en su identidad impostada. Vestido con botas de monte, camiseta de rayas, palestino al cuello y coletita, el pretendiente disimula su acento andaluz (Rovira es malagueño en la vida real) con tal de conseguir la mano de la dulce Amaia (Clara Lago). Karra Elejalde es el padre de la chica, un arran tzale peneuvista hasta las cachas (su barco se llama “Sabino III”), que hace seis años que no ve a su hija. Exactamente desde que su mujer se fugó… con un sevillano.

La cita a “Vaya semanita” no es gratuita. El guion de “8 apellidos vascos” pertenece a Borja Cobeaga y Diego San José, padres del primer programa que osó sacar punta a temas tabú en Euskadi. «Yo la defino como una comedia regional, que se ríe del ombliguismo y de algunas tonterías del hecho diferencial», apunta Cobeaga. Por su parte, Martínez Lázaro la ve como «una comedia romántica en tono de sátira, políticamente incorrectísima». Telecinco Cinema está detrás de uno de los filmes que, presumiblemente, darán en la diana de la taquilla el año que viene. Al menos, en las salas vascas y andaluzas.

El equipo de rodaje ocupa hoy un bucólico asador al borde de la ría de Zumaia. El pueblo ficticio de Argoitia está formado por distintas localizaciones de Euskadi y Navarra. Se rueda el encuentro entre el enamorado héroe y el suegro que lo pondrá a prueba. Para Dani Rovira, monologuista de postín en “El Club de la comedia”, es su primer largome traje. Pasó una semana con un “coach” para pillar el acento y la musicalidad del euskera. En la riñonera luce chapitas del lauburu y la ikurriña. «La base de la comedia es reírte de la desgracia ajena. Aquí sacamos a un personaje de su cotidianidad y lo ponemos en un contexto adverso», explica.

Acodado en la barra del bar mientras le apuntan las cámaras, Karra Elejalde se muestra tan a gusto como en su casa. Más de cincuenta películas le otorgan la tranquilidad necesaria para relajar a sus compañeros con bromas. «Qué mejor que los vascos para reírnos de nosotros mismos», reflexiona el actor, que también fue guionista de “Airbag” y director de “Torapia” y “Año Mariano”. «Oí decir que hasta Mario Onaindia tenía un guion para una comedia sobre el “problema vasco”. Yo, si se hiciera la película, escribiría una historia, no sé, con Artapalo». Elejalde promete que vamos a querer a su arrantzale, «un integrista del RH que caerá bien porque evoluciona».

La cuarta protagonista de “8 apellidos vascos” hoy no rueda. La popular Carmen Machi es una mujer extremeña que participa del complot piadoso y se hace pasar por la madre de Antxon. Solo que en una de estas le suena el móvil con el politono de “Sevilla tiene un color especial”… El filme está ambientado en la Euskadi actual, libre de la violencia de ETA. De ahí gags como la llegada al pueblo de este forastero engominado y con jersey sobre los hombros. Arroja el cigarrillo a un container que acaba en llamas. Sin pretenderlo, reinicia la kale borroka.


«He hecho muchas comedias, pero de carcajadas brutales solo “El otro lado de la cama”», cuenta Emilio Martínez Lázaro, que irradia calma zen en el trajín del plató. La segunda cinta que el director madrileño rueda en Euskadi -en 2001 abordó un registro más grave en “La voz de su amo”- transcurre con mal tiempo y buen rollo, un eslogan que podría suscribir este verano la campaña turísti ca del Gobierno vasco.

“Si el cine español se viene abajo, el Gobierno no moverá un dedo”

Emilio Martínez Lázaro recibió el encargo de Telecinco de rodar “8 apellidos vascos“. «He llegado a pensar que, en la situación actual, a lo mejor es mi última película”». El autor de “Amo tu cama rica” y “Las Trece Rosas” no oculta su desánimo con la salud de una industria bajo mínimos: pocos rodajes, escasas recaudaciones y nulo apoyo de la Administración. «Los políticos se han planteado que quieren que desaparezca el cine español», afirma. «¿La razón? Supongo que Montoro pensará que nosotros echamos a Aznar. Si el cine español se viene abajo, el Gobierno no moverá un dedo». Para el realizador, los últimos Goya fueron «blancos», sin apenas críticas al Gobierno. «Pero al día siguiente todos los medios dijeron que estábamos contra el PP». Con todo, Martínez Lázaro se reconoce afortunado. «A mí probablemente me seguirán llamando para rodar películas. Pero otros directores lo tienen muy complicado».

Por Oskar Belategui

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