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Oskar Belategui

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“Desarmar la cultura retrasa una sociedad”

FERNANDO MARÍAS
ESCRITOR Y GUIONISTA

 

Fernando Marías (Bilbao, 1958) iba para director de cine, pero toda la mala suerte que tuvo tras las cámaras se convirtió en una galardonada carrera de escritor. El autor de “Invasor”, que Daniel Calparsoro acaba de llevar a la pantalla, charló ayer en la Alhóndiga con Enrique Urbizu, Agustí Villaronga y Jorge Guerricaechevarria en la primera jornada del festival de literatura Gutun Zuria.

 

– Usted estudió Imagen y quería ser director.
– Emprendí la aventura de irme a vivir a Madrid en 1975 con esa idea. Estudié la carrera y monté una productora, pero todo lo que hice relacionado con el cine salía mal. Hasta que escribí una novela, “La luz prodigiosa”, y me dieron un premio. Ahora me daría mucha pereza. Mis amigos directores me cuentan que hay que levantarse muy temprano. Yo tengo la libertad del novelista: sin horarios, sin teléfono y sin depender de actores ni del clima.Ç

– Sus novelas gustan a los directores porque son muy visuales, pero luego se dan cuenta de que no son fáciles de adaptar.
– Sí. “Esta noche moriré” lleva veinte años circulando, y parece que por fin se va a adaptar. Muchos directores piensan «qué buena película sería este libro». Y después se dan cuenta de que es casi inadaptable. Se debe a que yo vengo del cine. Mi primer recuerdo es ver “El Álamo” en el Buenos Aires. Una ciudad gris, con coches, con todo el mundo vestido igual. Y de repente, colores, acción, caballos. Toda mi educación sentimental pasa por el cine. Mi obra está llena de imágenes de películas. En mi nuevo libro hay un tipo sitiado en un fortín, y eso viene de “Beau Geste”.


– Creo que ha inventado la literatura en Cinemascope.
– Sí, ja, ja. El dibujante Javier Olivares y yo hemos concebido una fórmula, cuatro relatos de aventuras en los que cada página doble está concebida como un plano en Cinemascope. En “Prisioneros de Zenda” (Ed. SM) salen piratas, zombis, el Dos de Mayo… Que nadie espere cuentos blanditos.

– Firmó el guion de “El segundo nombre” a partir de un libro de Ramsey Campbell y Miguel Hermoso llevó al cine su novela “La luz prodigiosa”. ¿Satisfecho?
– Las dos películas son por distintas razones récord Guinness. “El segundo nombre” la adapté sin haber leído la novela. Se sostiene muy bien diez años después. Y “La luz prodigiosa” no tiene mucho que ver con el libro salvo la idea central (Lorca se libra de su fatídico “paseíllo”). Eso provoca extrañas reacciones de amigos escritores.

– ¿Se siente más a gusto entre cineastas o entre escritores?
– Con ambos cuando son personas sencillas y relajadas. Uno de los grandes placeres de mi vida es una conversación entre cinéfilos. Con Enrique Urbizu o Agustín Díaz Yanes da igual cuál sea el tema, porque siempre acabamos hablando de Lee Marvin y de Peckinpah. Me lo paso mejor con cineastas hablando de cine que con escritores de literatura.

– ¿Cuál es la película de su vida?
– “Grupo salvaje”. La vi en el cine Social de Lekeitio con doce años. Tuve una sensación parecida al enamoramiento. Acabó la película y seguía pensando en ella. Me pasé toda la noche con los ojos abiertos. Después busqué fotos de los actores. Y decidí dedicarme a esto. Aquella película me cambió la vida. Si la hubiera visto unos años después habría sido distinto.

– Esa cinefilia les suena a chino a las nuevas generaciones.
– Nos hemos convertido en seres nostálgicos… Los chavales de ahora ven las películas de otra manera, y eso me deprime. Cuando yo tenía catorce años estrenaban Aldrich, Buñuel, Visconti… Eso daban en los cines. Ahora los buenos directores como Bryan Singer acaban haciendo la franquicia de “X-Men”. Comparas el cine de acción de hace veinte años con los tebeitos infantiles con fuegos artificiales de ahora… El otro día pasé por los Verdi de Madrid y me vino a la cabeza cuando era la sala Cartago. “El molino negro”, de Don Siegel, y “El enigma se llama Juggernaut”, de Richard Lester. Vaya programa doble.

– En su cuenta de Twitter acostumbra a citar a Borges.
– Debo decir que soy uno de los príncipes de Facebook. Todos los día cuelgo una reflexión en mi muro, un microrrelato con muchas referencias cinéfilas. He puesto el límite de 5.000 seguidores. Y a veces escribo en Twitter frases de Borges, anomalías en ese mundo del teletipo veloz llevado al límite. Es un curioso ejercicio de escritura, limitarte a 140 caracteres demuestran que cualquier idea se puede comprimir.

– Hoy ha tuiteado: «Quiso el negro azar que un euro de mis impuestos fuera el euro concreto que financió la bala concreta que mató al elefante concreto».
– Se ha atravesado una frontera, no tanto por la importancia del hecho, sino por una sensación generalizada de hastío hacia la monarquía. Ha sido la gota que colma el vaso. Rajoy, oculto de los ciudadanos y de los periodistas, trata ahora de dar hipócritamente una sensación de normalidad. Tomás Gómez ya ha sacado el término abdicación. Pero abdicar para llegar a un nuevo Rey… Es necesario un debate serio sobre la monarquía. Es vergonzante y repulsiva la imagen de alguien que se vanagloria de haber matado a un elefante. Repugna a la razón. Ese elefante puede acabar con la monarquía.


– ¿Usted cree?
– Hay una contradicción que no se puede tolerar entre que el Rey diga que le quita el sueño el paro de la juventud y que esté cazando elefantes en Botsuana. Y que el Gobierno decapite al cine español mientras el presupuesto de la Casa Real se reduce un 2% y no se recorta a la Iglesia católica es un insulto a los ciudadanos. Sus votos dieron todo el poder al Partido Popular. Hoy, cuando estamos descubriendo cosas que rozan lo siniestro, el resultado sería distinto.

– El director de la Mostra de Venecia, Alberto Barbera, sostiene que la cultura nos sacará de la crisis.
– Ojalá fuera así. No soy economista, solo sé que este recorte acaba con el cine español. Es importante luchar por la cultura. Yo me animo a mí mismo continuamente cuando trabajo como editor. Se ha puesto sobre la mesa un acto de involución, cargándose la sanidad, la educación y la cultura. Eso nos lleva a siglos pasados.

– De Asimov volvemos a Dickens.
– Sí. Las personas que estamos en la cultura tenemos que mantenerla, porque una de las armas de quienes buscan el retraso en una sociedad es desarmar la cultura. Por eso me alegran festivales vivos como este, donde nadie ha nombrado todavía la palabra crisis. Que cunda el ejemplo.

 

‘Invasor’ y el nervio de Calparsoro

Daniel Calparsoro promete escenas de acción sin nada que envidiar al cine americano en “Invasor”, un “thriller” con militares españoles destinados en Irak. «Tendría menos expectativas si la hubiese dirigido otro, Calparsoro es un cineasta rabioso, con nervio», confía Fernando Marías. «No he leído el guion ni he visto nada, aunque sé que ha habido cambios. Creo en el novelista que vende su novela y se olvida. Mi sueño es ir a verla un día a un cine vacío a las cuatro de la tarde. La noche del estreno es un estrés».

Por Oskar Belategui

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