Cachitos de nuestra memoria
El tercer libro más vendido en España el año pasado fue “Yo fui a EGB”, cuya segunda entrega también arrasa en las listas de “best sellers”. Y acaba de salir el disco con “Un globo, dos globos, tres globos”, “Tigres, leones” y demás canciones grabadas a fuego en nuestra memoria sentimental. Lo que empezó como un chascarrillo en internet se ha convertido en un fenómeno editorial. El pellizco de la nostalgia vende. Una generación de “baby boomers” que sigue consumiendo cultura y ocupa los puestos que rigen la industria audiovisual necesita volver una y otra vez a un pasado idealizado. A las meriendas con Nocilla, a los juegos en el descampado, a una televisión en blanco y negro con dos canales.
“Cachitos” apela a los recuerdos musicales de aquellos niños que veíamos “Tocata”, “Plastic” o “La edad de oro”. Realiza una labor de arqueología y rescata canciones e imágenes que hoy contemplamos desde el prisma de la ironía. Unas veces estalla la emoción y otras se apodera la vergüenza ajena. Redescubrir el trabajo de realizadores como el “rey del zoom”, Valerio Lazarov, pasma por lo bizarro de sus propuestas en la España de la época. “Cachitos” es un programa bueno, bonito y barato, que saca partido del principal activo de Televisión Española frente a sus rivales: su archivo. El espacio de La 2 constata que la música no existe para los programadores actuales. Si hasta la MTV cambió en su parrilla los videoclips por “realities”… ¿Cuándo desaparecieron aquellos espectáculos con artistas en directo? Cuando descubrieron que las tertulias resultaban más baratas.
Lo bueno de “Cachitos” es que no se limita a empalmar un clip tras otro. Enlaza sus piezas con criterio y respeta la inteligencia del espectador con comentarios que aportan información sin soslayar el humor. Los escribe alguien que controla de música, que habla de igual a igual al fan con conocimiento de causa. Las redes sociales aúpan este baúl de los recuerdos a la categoría de “trending topic” domingo tras domingo, y ya es inimaginable disfrutar “Cachitos” sin compartir la diversión por Twitter.