>

Blogs

Oskar Belategui

Gran Cinema

Hugo Silva: «Sé que sigo siendo el de siempre por mucho que me griten en la calle»

 

Hugo Silva (Madrid, 1977) es de barrio, de San Blas, y presume de conocer al dedillo a perdedores como el protagonista de “Dioses y perros”, un exboxeador que malvive como sparring, carcomido por la culpa y consagrado a cuidar a su hermano minusválido. El actor salva con su buen hacer el largometraje de David Marqués, que compitió en el pasado Festival de Málaga.

 

 
– ¿Crecer en San Blas le ayuda a entender mejor su personaje?
– Creo que ni siquiera es algo intelectual, sino que forma parte de mí. Tú eres de donde te has criado y con la gente con la que te has criado. Pero aunque haya crecido en San Blas puedo empatizar con un millonario. Al final, de lo que me he dado cuenta es de que todos somos iguales.

– ¿Se ha enganchado al boxeo?
– Sí, aunque lo tengo un pelín abandonado. En este personaje he intentado crecer desde el boxeo. Me fui a un gimnasio de barrio y peleé con profesionales y aficionados. Es un deporte de caballeros. Hay deportistas y luego boxeadores.
– ¿No tiene algo de autodestructivo?
– No, todo lo contrario. Te obliga a superar el miedo, a ti mismo, a tu físico y al rival. El boxeador cuando se pone delante de un contrincante deja todo lo personal, aparca sus propias miserias y malos rollos para que la mente esté limpia. Y cuando termina un combate, ambos púgiles se dan un abrazo. Ha habido rivalidad, sí, pero no es nada personal. He descubierto un mundo muy curioso que parece violento desde fuera, pero que es bastante sano.

– ¿Ha rebajado su caché para “Dioses y perros”?
– Sí, hemos buscado la fórmula para poder sacar la peli adelante. Es triste el momento en el que estamos. Debemos ser coherentes y responsables con nuestra cultura, pero no conformistas. Todos los profesionales tienen que estar bien pagados. Deberíamos aspirar a tener una industria en España, y si nos conformamos con el “low cost” no estamos siendo justos ni con los profesionales ni con el público.

– Protagonizó la taquillera “Las brujas de Zugarramurdi”. Ahora que arrasa “8 apellidos vascos”, ¿qué piensa cuando escucha que el cine español es malo?
– Vivimos un momento muy dulce en cuanto a talento y creatividad, que curiosamente va a la contra de la situación económica del país. Esas películas demuestran que el cine puede ser rentable para la economía de un país, no es un capricho de cuatro intelectuales. Y es otra forma de enseñar España fuera, de que la gente venga a invertir, a hacer turismo…

– ¿Y cuándo escucha a un ministro dudar de la calidad del cine español?
– No quiero hablar de política. Cada uno tiene que asumir sus responsabilidades.

– Estudia inglés. ¿Su salto fuera es inevitable?
– Siempre lo he querido hacer por curiosidad: conocer otras industrias, otros actores, otros directores? No es una cuestión de que aquí las cosas estén mal. Cuando he podido me he ido a estudiar inglés o me he puesto un profe aquí. Prefiero estar preparado y sentirme seguro con el idioma si las cosas van por ese camino, Pero, vamos, no me va la vida en ello.

– ¿Y con qué director iría sin leer el guion?
– Tarantino, Allen, Scorsese… Aunque fuera para un plano.

– ¿Cómo vive su increíble popularidad? ¿Puede tomarse un café en una terraza?
– No es cómodo, pero no deja de ser el cariño y la admiración de la gente. El cine español vive de su público. Llevo bastantes años con esto de la fama y ya lo sé gestionar. Tú sabes que sigues siendo la misma persona de siempre por mucho que te griten en la calle. Cuando alguien me ha faltado al respeto, que por suerte han sido pocas veces, le he dejado claro que, aunque famoso, soy un ser humano al que se le debe respeto.


– ¿A qué renuncia?
– Intento no renunciar a nada y hacer la misma vida. Además, te vas a Portugal y nadie te conoce.

– Sueña con protagonizar un “biopic” del cantante Bambino. ¿Por qué?
– Tengo origen andaluz, de Utrera, como él. Fue un personaje curioso lleno de contradicciones: gigoló, homosexual reconocido, cantaor, rumbero, gitano que quería ser crooner… Entro a un bar de Barcelona y resulta que es un santuario a Bambino. Parece como si me llamara a la puerta.

– Si alguna vez esto de actuar no funciona, ¿se le caerían los anillos por volver a recuperar sus estudios de Electricidad?
– Estoy viejo ya para la FP… Lo que más me gusta ahora y estoy empezando a hacer es dirigir. Dentro de poco voy a dar una pequeña sorpresa. Y no digo más.

– ¿Cuándo le darán un premio?
– No lo sé. Me haría ilusión por mi familia. Yo ya tengo un premio muy grande: una continuidad en este trabajo, algo que muchos compañeros no pueden decir. Vivo tranquilo, y el día que me den un premio lo agradeceré.

 

(Entrevista publicada en el Diario EL CORREO el 26 de marzo de 2014).

Por Oskar Belategui

Sobre el autor

Archivos


octubre 2014
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031