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Oskar Belategui

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“El nacionalismo es el final del pensamiento”

GORAN PASKALJEVIC  DIRECTOR

 

 

El director serbio indaga en la memoria de su país en ‘Al nacer el día’, filme visto en la Seminci y en el Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián

 

Goran Paskaljevic es, junto a Ingmar Bergman, el único ganador de tres Espigas de Oro en la Seminci. Su filmografía indaga en la memoria de la extinta Yugoslavia y se interroga sobre la identidad de un pueblo que, según el director, «todavía está en guerra». Vista en el último Festival de Valladolid, “Al nacer el día” descubre la existencia de un campo de concentración en Belgrado, creado por la Gestapo en la II Guerra Mundial para exterminar a judíos y gitanos serbios. Un profesor de música que, desde el presente, descubre sus orígenes hebreos es nuestro guía en una cinta seleccionada por Serbia para los Oscar, que inauguró el undécimo Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. El filme lo estrenará Wanda este año.

 
– Ha rodado “Al nacer el día” para que las autoridades serbias hagan un memorial en el campo de concentración.
– Sí. Se lo debemos a las víctimas. Y yo no soy judío. En Belgrado había 30.000 judíos antes de la guerra; después quedaron 2.000. Nunca entendí por qué no se hizo nada durante el régimen de Tito, pero, claro, no les interesaban las víctimas civiles, solo había monumentos de los partisanos y de Tito. El campo sigue en el corazón de Belgrado completamente abandonado. Ningún Gobierno ha querido hacer allí un centro de la memoria. Es el único escenario del Holocausto en Europa no señalado.

– Lamenta que los jóvenes de su país no quieren saber lo que pasó.
– El problema es que tenemos malos recuerdos. Durante la guerra, Belgrado se proclamó territorio croata porque Croacia se alió con los alemanes, pero fue la policía serbia colaboracionista la que envió a toda la gente al campo. Evidentemente, no quieren que se hable de eso. Antes de estrenarse la película ya me criticaban acusándome de falsear la Historia y de ser antiserbio. Tienen miedo, porque siempre hay una razón por la que queremos olvidar. Como yo olvidé a mi primera mujer, ja, ja.

– Establece un paralelismo con la situación actual de los gitanos.
– En toda Europa se les trata como a ciudadanos de tercera. En Serbia se suele decir: “Los gitanos me han robado algo”. Es como si solo robaran ellos. Yo rodé películas sobre los gitanos antes de Emir Kusturica. Exploré su problemática, por qué no han sido aceptados en la sociedad. Cuando nace un niño gitano, nace en la miseria, no habla bien serbio porque no es su lengua materna y va al colegio sucio. Piensan de él que es tonto. No se hace un esfuerzo por integrarlos en la sociedad. Les tratan como a los judíos en la Alemania nazi.

– Y con la crisis económica el conflicto se agudiza.
– La mayor parte de los gitanos en Serbia, como no necesitaban visado, se iban a Alemania y Austria a solicitar asilo. Ahora los alemanes han dicho que van a imponer visados porque hay demasiada gente solicitándolo. Es un círculo vicioso. Ellos no son culpables de nada.

 

– La memoria es una obsesión en su obra.
– Sin memoria no tendremos futuro. Los jóvenes no tienen tiempo para recordar el pasado, y en Serbia si olvidamos el pasado no tendremos un futuro real. Además, con la crisis llegan los nacionalismos. Cuando los Gobiernos no tienen nada que ofrecer a la gente, echan la culpa a otros. Es más fácil manipular a las masas con este populismo, decir que nosotros somos mejores que vosotros. Para mí, el nacionalismo es el final del pensamiento. Yo amo a mi país, pero no soy nacionalista en el sentido de que solo ame a mi país y a mi padre. Si eres nacionalista es muy fácil ir un poco más allá y caer en el nazismo. Con “Honeymoons” quise hacer la primera coproducción albano-serbia. Primero sufrimos la desconfianza, y al final, tras trabajar como una familia, nos separamos con lágrimas en los ojos.

– En “Al nacer el día” hay una defensa de la cultura y el arte, de la música como salvación.
– Sí. La película comienza con uno de los cánticos corales más hermosos de la liturgia ortodoxa y concluye con un poema sinfónico. La música es un lenguaje universal, no hace falta tener el mismo idioma ni la misma cultura. Yo todos mis momentos difíciles los supero escuchando a Mozart a oscuras. Ahora recortan la cultura en Serbia, y yo les recuerdo que la identidad de un pueblo se reconoce a través de ella. Dentro de veinte años nadie se acordará de Berlusconi, pero sí de Leonardo da Vinci. Los políticos piensan que el mundo terminará con ellos.

– Nosotros conocemos su país por sus películas o por la de Kusturica.
– Kusturica es más onírico, su mundo es menos real. Quizá por eso mi país me dice a menudo que soy un traidor, ja, ja. Yo no me meto en la política directamente, pero apoyo el movimiento democrático proeuropeo. Serbia está divida entre el tradicionalismo, que no quiere a Europa, y el resto. Pertenecemos a Europa culturalmente, aunque el periodo comunista nos alejó.

– ¿Por qué sostiene que Serbia está todavía en guerra?
– Corrijo: suele estar en guerra. Olvidamos una y entramos en otra. Con Kosovo no sabemos qué va a ocurrir. Es un peso que nos tira de los pies hacia abajo.

– ¿Usted vive en París, no?
– Ahora vivo más en Belgrado, pero tengo un piso en París porque mi mujer es francesa. Cuando ella se deprime y dice que quiere comer queso volvemos, ja, ja.

– Dice que echa de menos más emoción en el cine.
– No hablo de sentimentalismo, sino de emoción pura. No la veo en las películas actuales, es como si tuviéra mos verguenza de demostrar que tenemos sentimientos. Y no hay que temer llorar, ni en la vida ni en el ci ne. Cuando yo tenía 16 años y descu brí el Neorrealismo en la Cinemateca de Belgrado era feliz viendo las lágrimas de la gente al encenderse las luces. Por eso me dediqué al cine.

PERSONAL

– Nació en Belgrado en 1947. Estudió en la Escuela de Cine de Praga. El auge del sentimiento nacionalista en Yugoslavia le obligó a abandonar el país en 1992. Vive entre París y Belgrado.
– Ha ganado 3 Espigas de Oro en la Seminci, honor que comparte con Ingmar Bergman.
– Filmografía selecta: “La otra América”, “El polvorín”, “Sueño de una noche de invierno”, “Optimistas”, “Honeymoons”.

 

 

Por Oskar Belategui

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