Vale, lo reconozco. No puedo ser objetivo con Soul Calibur. Es, de largo, mi saga de lucha favorita, seguida, a cierta distancia, de Tekken. Mi fascinación se debe a la espectacularidad de los combates cuerpo a cuerpo donde unos personajes con una personalidad irresistible se baten a vida o muerte utilizando todo tipo de espadas en unos marcos incomparables. Por eso, cuando salió la esperada versión para Wii y no cumplió con mis expectativas, opté por guardar un respetuoso silencio antes de poner de vuelta y media a Namco por su chapucero trabajo. Afortunadamente, el reciente lanzamiento de una nueva entrega para Xbox 360 y PS3 ha servido para reconciliarme con sus creadores ya que se trata de una auténtica obra maestra.
Hay que reconocer que Namco tiene mucho mérito al adaptar su exitosa saga, con diez años de historia, a las consolas de nueva generación. Soul Calibur IV se ha concebido como un juego que, gráficamente, supone un gran salto cualitativo por el detalle mostrado en el modelado de los personajes, muchos de ellos viejos conocidos, e incorporaciones como Yoda o el mismísimo Darth Vader. Como es norma de la casa, destacan las féminas muy ligeras de ropa y con una “fuerte pechonalidad”. Y todo ello a alta resolución, lo que nos puede llegar a “despistar” en pleno combate. Por si fuera poco, si en otras entregas podíamos modificar el aspecto de nuestros héroes, ahora hay que hablar de una auténtica personalización que nos permitirá elegir el sexo de nuestro personaje y vestirlo con todo tipo de ropajes a cambio de puntos que adquiriremos a golpe, y nunca mejor dicho, de victorias.
Respecto al argumento, no hay muchas sorpresas. De nuevo, trataremos de hacernos con Soul Edge y Soul Calibur, que simbolizan el bien y el mal, encarnando a un luchador que, otra cosa que me encanta de esta saga, cuenta con su propia historia. De esta forma, descubriremos los motivos que tiene cada uno de ellos para actuar. Vamos, que es aconsejable jugar con todos y cada uno de los personajes para deleitarnos con los sorprendentes giros de guión y las espectaculares escenas finales. También tendremos más modalidades de juego como el arcade puro y duro, el online con otros jugadores o la Torre de las Almas Perdidas en el que cada uno de sus 60 escalones simboliza un combate distinto. En otras palabras, tenemos juego para rato.
Y es que Soul Calibur IV es un título indispensable en los catálogos de ambas consolas no solo por su apabullante aspecto gráfico sino por su facilidad de manejo. En ese sentido, los luchadores responden con total fluidez a nuestro pad haciendo que cada combate sea una auténtica delicia sin recurrir a intrincadas combinaciones para dar una patada al estómago. Además, también tenemos que contar con los escenarios con los que podremos interactuar para lanzar a nuestro adversario al vacío, pongamos por caso, mientras suena algún tema de su vibrante banda sonora. Está claro que la diversión pura y dura vuelve a ser el santo y seña de una saga a la que auguramos muchos años de vida si sigue siendo capaz de adaptarse a los tiempos que corren con tal brillantez. Desde luego, Tekken y Virtua Fighter ya pueden ponerse las pilas si quieren superar a esta nueva entrega convertida a los pocos días de su lanzamiento en un auténtico clásico.