Hay ocasiones en las que vale más echar un vistazo a la realidad que te rodea que hacer caso a interesados y normalmente poco interesantes estudios de mercado. Me explico. El otro día visitaba un popular centro de electrónica vizcaíno cuando en la sección de videojuegos me encontré con el futuro delante de mis narices. La megastore había reservado un generoso espacio para dar a conocer a sus clientes Kinect, el revolucionario sistema de detección de movimientos creado por Microsoft para su Xbox 360. O dicho de otra forma, el dispositivo que permite jugar a la consola sin necesidad de utilizar mando alguno. Como es natural, la demostración en vivo atraía la curiosidad de pequeños y mayores. Y no era para menos. Se trataba de jugar un partido de fútbol. Todo ello utilizando las piernas y las manos para chutar o parar los balones virtuales que aparecían en la pantalla. Todo ello,, lógicamente, a un ritmo mucho más lento que en la vida real. En otras palabras, se había montado una auténtica fiesta de lo más divertida en pleno centro comercial.
Al lado, se encontraba la zona dedicada a la PS3 y sobre sus estanterías parecían pasar desapercibidos los nuevos mandos con sensor de movimiento de Sony, una versión avanzada de los de la Wii. Ni que decir que la sección estaba desierta y no vi ningún dispositivo conectado a la consola para hacer una demostración como sucedía en el caso de Kinect. Una sensación a derrota flotaba sobre el ambiente. Ese mismo sentimiento me asaltó en la pasada feria de videojuegos celebrada recientemente en el BEC. El circo que había montado Microsoft en Gamerland era alucinante. Eran cinco o seis stands donde se mostraban los juegos que soportaban Kinect. De esta forma, podíamos desde bailar hasta jugar al ping pong o disputar un partido de volley playa. No muy lejos de allí se encontraban los chicos de Sony para enseñar el funcionamiento de su Move y su seriedad contrastaba con la jovialidad de los de Microsoft que sabían que tenían entre manos un producto ganador. Alguien dirá que todo esto son imaginaciones mías pero en ocasiones el cuerpo me pide ser subjetivo.
En todo caso, creo que Microsoft puede haber ganado la guerra de las consolas. Estas Navidades se van a vender muchos packs de Xbox con Kinect incluido para usuarios que hasta ahora no se habían sentido atraídos por los juegos de la Wii al considerarlos demasiado infantiles. Además de la más que apreciable potencia gráfica de la consola de Richmond respecto a la de Nintendo, faltan por llegar títulos diseñados para jugadores más exigentes en los que se utilizará este nuevo dispositivo. En ese sentido, con este lanzamiento la empresa fundada por Bill Gates asesta un nuevo golpe, casi mortal, a Sony que no puede competir con su sistema de detección de movimiento pese a reconocerle una mayor fiabilidad, algo, por otra parte, lógico al ser mucho menos ambicioso. Dos pájaros de un tiro que puede suponer un antes y un después en la historia de los videojuegos. Ahora sólo falta que la calidad acompañe los lanzamientos de unos y de otros. Y si no que se lo digan a Nintendo…..