No sé si habéis notado que estamos en plena campaña electoral. Los candidatos del PSOE y el PP, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, hicieron gala del don de la ubicuidad para asomarse a la vez en casi todas las cadenas de televisión en lo que fue el debate electoral del siglo. Hasta que llegue el de la semana que viene, claro. Si el ‘cara a cara’ más esperado te supo a poco, no te preocupes. Te recomendamos un videojuego en el que puedes convertirte en el próximo presidente del Gobierno. Su título ya lo dice todo: Yo presidente. Objetivo: la Moncloa.
De todas formas, esto no es nuevo. Los más nostálgicos, o sea los más mayores, todavía recordamos Elecciones generales, un juego de estrategia ‘made in Spain’ para nuestro añorado Spectrum que vio la luz en 1986. La mecánica del juego era muy sencilla pero tremendamente adictiva. Debíamos de suministrar adecuadamente los fondos de nuestra campaña, espiar a los rivales, controlar a la prensa para que hablasen bien de nosotros y confeccionar nuestro propio programa electoral. De todas estas decisiones, y muchas más, dependían que el día de las elecciones fuéramos el candidato más votado. Real como la vida misma.
Yo presidente. Objetivo: la Moncloa parte de la misma premisa pero adaptada a los tiempos que corren. Se trata de la versión española, elaborada por Planeta DeAgostini, de un videojuego francés que hizo furor en plena campaña presidencial gala. Se trata de un simulador geopolítico de gran calidad en el que partimos siendo ya presidentes del Gobierno y donde deberemos aplicarnos para mantenernos en el poder. En ese sentido, nuestras decisiones sobre determinados temas, tanto domésticos como internacionales, contarán y mucho de cara a una posible reelección.
Destaca su elaborado mapamundi en 3D así como su sencillez de manejo pese a la complejidad de los temas y decisiones que hay que adoptar. El único pero que se le puede achacar es el excesivo protagonismo de las cuestiones internacionales que nos obligan a convertirnos no sólo en el líder de un país sino en uno de talla mundial. Ahí es donde se nota que se trata de un juego exportado de uno de los países más influyentes del planeta pese a quien pese. No obstante, se trata de una buena forma de meternos en el papel de un presidente del gobierno que anhela seguir al frente de los destinos de una nación. Como Zapatero.