A lo largo de la última semana, me he topado con varios artículos que conmemoraban el octavo aniversario de MySpace. La noticia me ha sorprendido: si alguien me hubiese preguntado, así de golpe, yo seguramente habría respondido que MySpace era un invento bastante más antiguo, aunque soy consciente de que ocho años en internet equivalen a varios millones de años en geología. Supongo que la venerable red social, que una vez fue la más popular del mundo, ha quedado contaminada de vejez a medida que los tiempos la iban dejando atrás. Y reconozco que, tras un momentillo de reflexión, he cometido una pequeña locura: ¡he entrado en MySpace! Por fortuna, mi ordenador recordaba el nombre de usuario y la contraseña. Llevaba tanto tiempo sin acercarme por esos parajes que ni siquiera sabía que habían cambiado el logo, con la parte de ‘space’ sustituida ahora por un hueco en blanco.
Yo usé mucho MySpace por razones de trabajo, cuando era una fuente imprescindible para buscar información sobre grupos y conciertos. Después empezaron a rediseñarlo, en una de las campañas más autodestructivas que recuerdo, y lograron volverlo incómodo, lioso y antipático. Hoy me lo he encontrado algo más agradable de lo que recordaba, pero sumido en su decadencia irreversible: veo que la gente que mantiene alguna actividad -al menos, de entre ese centenar de amigos que yo tenía y tengo, todos ellos grupos musicales- se suele limitar a alimentarlo desde Twitter. Pero una novedad me ha gustado: una columnita muestra qué canciones han reproducido tus contactos, lo que permite comprobar que A Place To Bury Strangers escuchan a Pontiak, Eilen Jewell a John Whitaker (que es un americano residente en Valencia), El Desvän del Macho a Ornamento y Delito, Cherry Overdrive a Vomit Supreme y Negură Bunget a Aabsynthum. Tiene narices, a ver si ahora voy a tener que entrar de cuando en cuando para curiosear.
Aabsynthum, doom fúnebre rumano…
http://youtu.be/tXKOWD9YyF8