El otro día, leyendo blogs por ahí, me encontré con cuatro o cinco bandas nuevas a las que comparaban con Joy Division: disculparán que no recuerde los nombres de todas, pero una eran los suecos The Bell y otra (esperen que mire en Spotify, porque estuve escuchando alguna canción) unos tales, ejem, Suicide Party. No me quedé con la impresión de que ninguna de ellas se pareciese especialmente a Joy Division, pero me sorprendió la aparición recurrente de Ian Curtis y compañía en las críticas, que no sé si tiene que ver con su influencia real en los grupos actuales o, simplemente, con el hecho de que su música gusta particularmente a quienes escriben sobre esto. Y me dio por pensar qué pocas veces se menciona a otros grupos del pasado que, por sus estilos fácilmente identificables, podrían resultar igualmente influyentes o útiles como referencia: Talk Talk, por ejemplo, con esos últimos discos contemplativos y espaciosos, o la agresión sin tregua de Big Black, o los trips majaretas de los Butthole Surfers, por citar tres de mis bandas favoritas. Creo que los tres abrieron senderos, pero no sé si hay mucha gente que siga transitándolos, o a lo mejor no quedan muchos críticos que los escuchen.
Hoy, en cambio, me he topado con este vídeo de St. Vincent, una de esas chicas que salen en las revistas interesantes y los blogs que están al día, y me ha hecho mucha ilusión: es su versión en directo de Kerosene, de Big Black. A ver si los ponemos de moda como referencia, para variar.