Vale, lo confieso, a lo mejor no me habría fijado jamás en Ringo Deathstarr si no fuese porque su nombre me hace mucha gracia. Pero para eso son los nombres de los grupos, ¿no?, para lograr que la gente repare en ellos y les dé una oportunidad. Así que les presento a este trío de Austin, Texas, que según su hoja promocional «canaliza influencias» como las de The Cure, The Smiths, Fugazi o la Velvet. Y es como si alguien hubiese expurgado cuidadosamente esa lista para eliminar los grupos a los que sí recuerdan poderosamente: he dudado hasta el último momento entre colgarles So High, que remite a aquel pop guitarrero que practicaban hace veintitantos años grupos como The Primitives o Shop Assistants, o esta otra canción que les enlazo, que empalma directamente con lo que hacían My Bloody Valentine antes de Loveless, hace… hum… también veintitantos años.
Vamos, que Ringo Deathstarr están encerrados a cal y canto en finales de los 80. Para algunos será una celda tenebrosa, pero para mí es una habitación comodísima en la que pasar dos minutos y diecisiete segundos…