Disfruté un montón anoche en el concierto de Eilen Jewell. Uno nunca ha sido muy amigo del rock con raíces: me he aburrido como una ostra en actuaciones de bandas tan respetadas que no me atrevo ni a nombrarlas aquí, por no decir que alguna vez me he salido a comer un kebab cuando la afición rockista entraba en éxtasis a mi alrededor. Pero con Eilen es otra cosa, y yo creo que se debe a que no sólo tiene raíces sino también canciones, buenas las propias y bien elegidas las ajenas. Además, es encantadora: en el Azkena se metió al público en el bolsillo con sus presentaciones en castellano esforzado pero desenvuelto, con su versión de Tequila adaptada al entorno («kalimotxo», decía) e incluso aceptando peticiones del respetable. Tocó hora y media, lean a Cubillo para más información, pero daba la impresión de que podría haberse tirado tres o cuatro horas sin que el ambiente decayese en ningún momento.
De todas formas, su éxito tiene otro componente que parece casi indispensable: su guitarrista, Jerry Miller, un tipo de 56 años, tocado con sombrero, que lo mismo acompaña con sensibilidad que se lanza a solos electrizantes. Miller produce sonidos sorprendentes, sabe ser creativo sin salirse de lo tradicional y, en fin, nos deja a muchos espectadores con la misma pregunta en la cabeza: ¿de dónde diablos se ha sacado Eilen a este tío? El hombre tiene la mala suerte de llamarse como un músico más famoso que también suele lucir sombrero, el Jerry Miller de Moby Grape, pero basta buscar un poco para descubrir que nuestro Jerry Miller tiene Facebook. Allí explica qué equipo suele usar y repasa su currículum, que le ha llevado a tocar con tipos como Elvin Bishop, Dave Alvin o Freddy Fender, además de formar parte de bandas como The Spurs (su álbum Go, Boy, Go! está en Spotify), Jack Smith & The Rockabilly Planet o The Coachmen. Aquí tienen al fenómeno con los Coachmen y sin sombrero.