No sé yo si el mundo del rock ha estado muy pendiente de la peripecia de los mineros chilenos, más allá del concierto especial que dieron Incubus en Santiago a beneficio de las familias. Hombre, supongo que los grupos del país sudamericano habrán hecho sus cositas y que los habituales figurones transnacionales habrán declarado su emoción y habrán dado sus gracias públicas a Dios, pero lo que me ha llamado la atención es el inesperado reflejo que ha tenido esta historia en uno de mis grupos favoritos: cuenta hoy Pitchfork que los Pixies tocaron ayer en Santiago el repertorio más largo de su historia. Fueron, claro, 33 canciones, una por cada minero, más Where Is My Mind y Gigantic de regalo en el bis: «Nos enteramos cinco minutos antes de salir al escenario de que todos los mineros habían alcanzado la superficie. Fue, sin duda, uno de los conciertos más llenos de significado que hemos dado nunca», ha dicho Black Francis.
Un espectador ha colgado el final del concierto con sonido audible, así que se lo pongo aquí abajo. De paso, podrán disfrutar de esos huevón que dedica el público a un tipo que se subió a los altavoces y obligó a interrumpir el comienzo de Gigantic, esa canción que habla de entrar todos los días a «un lugar sombrío».