Ayer estuve en Soria, bonita ciudad, y no pude comentar la noticia más curiosa del día: según contaba El País, tres espectadores denunciaron al Festival de Jazz de Sigüenza al entender que el concierto de Larry Ochs Sax & Drumming Core no era jazz, sino música contemporánea, un género que el cabecilla de los disidentes tiene «contraindicado psicológicamente» por su médico. El artículo dibuja una estampa berlanguiana, con un guardia civil dirimiendo si la música podía entrar o no en la categoría de jazz, y el Ayuntamiento de esta localidad de Guadalajara -también muy bonita, por cierto- ha emitido una nota en la que recuerda el «currículum impecable» del saxofonista estadounidense y destaca que la inmensa mayoría de los asistentes le ovacionaron «largamente».

No seré yo quien diga si este hombre hace jazz, música contemporánea o las dos cosas a la vez, porque, que yo sepa, nadie ha establecido una frontera entre los dos géneros. Si alguna vez lo hacen, está claro que la Guardia Civil cuenta con efectivos capaces de vigilarla. También he de decir que espero que los médicos no empiecen a prohibir estilos a sus pacientes, porque, como lo descubra mi chica, voy a tenerlo muy claro en casa. En cualquier caso, lo que se escucha en este vídeo que les cuelgo, grabado en un concierto de octubre, suena bastante a eso que llaman jazz. Puestos a protestar, habría sido más lógico hacerlo por los pitingos y similares que cuelan algunos festivales de jazz con la pretensión un poco absurda de atraer a toda esa gente a la que no le gusta el jazz.