Les Paul, que murió ayer a los 94 años, fue una figura clave en la creación y el desarrollo de la guitarra eléctrica. Un servidor nunca ha estado muy interesado por los modelos de guitarra ni por los entresijos técnicos de todo este asunto –como me dijo ayer el compañero Wu-Fei Chang con una siniestra risita robótica, eso se debe a que nunca he sido heavy–, pero la aportación de Lester William Polsfuss es tan monumental que resulta casi obligado rendirle tributo: a él se deben, aparte de la génesis del propio instrumento –en competencia con Leo Fender–, innovaciones como la grabación por pistas o los efectos más importantes de guitarra, y eso sin meternos siquiera en harina puramente interpretativa. “Sin Les Paul, generaciones de gamberretes pasajeros como nosotros estaríamos en la cárcel o limpiando váteres”, ha dicho Keith Richards.
Me van a permitir que, sin tener ninguna fe en un más allá, le despida con su versión de Vaya con Dios junto a Mary Ford, todo un superventas en 1953.