Vamos a remontarnos a los tiempos de la Movida por segunda vez en una semana y, aunque en esta ocasión el motivo no tiene nada de triste, lo haremos con una canción que a mí siempre me ha puesto melancólico, propenso a meditaciones sobre el tiempo y la ausencia. Y tiene mérito lograr eso con una letra de ciencia ficción y aire colectivista que, en mi versión favorita (que no está en YouTube), incluye el siguiente recitado: “Quizás hoy veas lo que yo no he visto: el aeródromo donde todo empezó. Nuestro trabajo, nuestro amor y el nuevo desarrollo de la industria”. Así fueron siempre El Aviador Dro y sus Obreros Especializados, androides con corazoncito y mucha ironía.
El caso es que El Aviador Dro están de vuelta para celebrar sus treinta años de carrera. Lo hacen con un completo programa de reediciones, con una gira para la que han repescado al antiguo tripulante Genocyder F-15 (Mario Gil, popular por La Mode, Paraíso y El precio justo) y, cómo no, con un nuevo manifiesto, porque pocas cosas les gustan más a estos tipos que escribir soflamas salpicadas de mayúsculas. “Este es el momento propicio -dicen-. Ya sabemos todos quiénes son los enemigos del progreso y la libertad eléctrica. Especuladores, Bancos, Fondos Financieros Internacionales, Paraísos Fiscales, Conferencias Episcopales. El Claro objetivo de nuestra justa furia”. Y, en cambio, saludan “a todos los que apuestan por la comunicación sin fronteras, la investigación sin límites, las Células madre, el Gran Acelerador de Partículas, la erradicación de las fronteras y los nacionalismos, el entierro definitivo de las supersticiones religiosas, el control ciudadano de los sistemas financieros y la Energía Nuclear, por supuesto”. Y ahora, camaradas, volvamos todos al viejo hangar.