
Empecé a escuchar a Droges convencido de que su nombre significaba drogas. Me temo que mi francés de EGB ha quedado ya muy atrás, porque drogas se escribe drogues, y resulta que lo de Droges es el resultado de contraer las regiones de Francia de donde proceden los componentes del dúo, a saber, La Drôme (en el sureste del país) y Les Vosges (en el noreste). De hecho, en su álbum de debut hay un tema titulado así, Les Vosges La Drôme, todo seguido, y he estado en un tris de elegir precisamente ese como canción de la semana, porque me parece una arrolladora maquinaria rítmica y una maravilla de aprovechamiento de recursos: la letra se limita a repetir el título una y otra vez. Pero al final me he quedado con el corte que utilizaron como adelanto hace ya unos cuantos meses, este Jamais proprio que también me sumió en el desconcierto lingüístico: ni idea de qué diablos quería decir eso, que imaginaba relacionado con motu proprio. Elevo la apuesta, mi francés de EGB ya no existe.
Jamais proprio significa Nunca propietario, ya que la letra de la canción va precisamente de eso, de cómo acceder a una vivienda se ha vuelto imposible para buena parte de la sociedad. «Nunca he entendido por qué todo el mundo quiere comprar un piso, / todos sabéis que es una causa perdida. / Vuestros padres se gastarán la herencia en la residencia de la abuela / y tenéis una posibilidad entre mil millones de ganar a la lotería. / Sin herencia, sin lotería, / nunca serás propietario», exponen crudamente Bastien Rossetti y Steve Surmely (y el traductor online) en esta irresistible pieza de punk electrónico, que sería una gozada pinchar en una sala a todo trapo. Dicen por ahí que su disco es una llamada a la insurrección, y no sé si llegará a tanto, pero desde luego sí es una llamada al baile loco y liberador.