
Quería elegir como canción de la semana alguna tonadita relacionada con la muerte, que al fin y al cabo es el asunto del día de Todos los Santos, y Soga me lo han servido en bandeja al abrir su álbum de debut con Mi cadáver. «Somos una banda de tres chavas de México», se presentan modestamente Angy, Sara y Violeta. Hace seis años, su música impresionó tanto al sello estadounidense Iron Lung Records que les editó directamente su maqueta, y ahora prolongan la relación con este disco poderoso y trepidante de doce cortes en veintidós minutos. No es de extrañar el entusiasmo de la discográfica, porque Soga son unas magníficas representantes de ese hardcore punk hispano intensísimo y acelerado que tantos frutos interesantes está dando en los últimos años, tanto al sur como al norte de Río Grande: unos favoritos personales son De Rodillas, de Pensilvania, autores de un himno titulado Me das asco que por desgracia se me escapó en su momento y no incluí en la sección. Y que, por cierto, tienen una canción titulada Soga.
En fin, no divaguemos. Dicen Soga que estas doce canciones les han salido de las entrañas, mientras el sello especifica que «señalan todo lo que han presenciado personalmente y que está equivocado en su país: desapariciones, fosas comunes, feminicidios, opresión machista, las expectativas sociales para las mujeres, la gentrificación, el matonismo de derechas y la violencia corporativa internacional hacia la tierra y los recursos». Mi idea inicial era colgar Necesito salir, la más pop (con perdón) del lote, pero ya digo que la jornada fúnebre me empuja sin remedio hacia Mi cadáver, con una letra impactante que se escapa del esloganismo tan peligroso en este tipo de bandas: «¿Crees que puedan reconocer, / de entre tantos que pueda haber / olvidados por la guerra / en la fosa común, mi cadáver? / ¿De los restos por exhumar / habrá algo que identificar? / ¿Podrás verte tal vez a ti / cuando mires por fin mi cadáver? / Halla mi cadáver».