Foto: Tina Axelsson

Peter Morén es un tipo importante en este blog porque con él arrancó, en 2008, esta sección de la canción de la semana que ha acabado convirtiéndose en la postrera constante vital de esta ancianidad evadida. Algo en Social Competence, que creo que fue su primer single en solitario, me llevó a dedicarle una entrada que después ha tenido continuidad en otras ochocientas y pico. A lo mejor por el nombre no caéis, pero al sueco Morén lo habéis escuchado todos como parte del trío Peter Bjorn and John… Y remonto para hacer otro bucle: a lo mejor por el nombre no caéis, pero al trío Peter Bjorn and John lo habéis escuchado todos por su tema Young Folks, aquella obsesión con silbiditos que acaparó con desenfado la atención mundial en 2006.

No es que haya seguido con suma atención la carrera de Morén desde aquella iniciática canción de la semana, pero sí me he cruzado de vez en cuando con cosas suyas, y siempre me ha parecido uno de esos compositores todoterreno, uno de esos artesanos clásicos, uno de esos tipos impregnados de música del pasado que son capaces de facturar temas primorosos, perfectos, acogedores, quizá no muy sorprendentes pero siempre impecables. Y, además, con esa gracia de los suecos para dar con el certero gancho melódico, claro. En aplicación estricta de las normas que este blog se ha autoimpuesto siempre, Morén no podría aparecer de nuevo en esta sección que jamás repite artistas, pero resulta que el hombre graba ahora bajo el nombre de SunYears, así que podemos relajarnos y hacernos trampas en el solitario y argumentar que se trata de otro proyecto. Porque el caso es que acaba de sacar su segundo álbum como SunYears, The Song Forlorn, y dentro del bonito lote destaca poderosamente el tema titular, que ha colocado el último y cuenta con la colaboración de la cantautora estadounidense Madison Cunningham. Es una de esas canciones tristes a las que alude la propia letra, melodías en las que abrigarse cuando el frío aprieta, y me parece una preciosidad.