Lo que son las cosas: esta mañana he conectado la reproducción aleatoria del iPod y me ha salido Human Fly, de los Cramps. Desde que la tecnología lo permite, siempre llevo encima el primer minielepé y el primer álbum de la banda neoyorquina, y cada vez que el azar les hace sonar pienso lo mismo: qué buenos son, con qué acierto reducen el rock and roll a su esencia tosca y primaria, cómo me apetece verles otra vez en directo… Media hora después, acabo de enterarme de que Lux Interior murió ayer a causa de un problema cardiaco.

Lux Interior -es decir, Erick Lee Purkhiser- era el cantante y frontman de los Cramps. Porque todos los vocalistas suelen ejercer de líderes en los conciertos, pero hay algunos en los que el dominio escénico importa tanto como la emisión de sonidos, así que hay que especificarlo en su currículum. Lux era una bestia de la estirpe enloquecida de Iggy, a la vez chamán y payaso en su derroche de energía. Yo vi a los Cramps en directo dos veces: hace muchos, muchos años en Zaragoza y, en 2003, en el Azkena Rock Festival vitoriano, donde –reminiscencia trivial, pero imborrable– Lux nos enseñó el culo. Musicalmente, los Cramps eran especialistas en demostrar que el sonido primitivo del rock and roll no pierde efectividad con las décadas: arqueólogos del vinilo –y de la pizarra, supongo–, Lux y su esposa, la sexy y cimbreante guitarrista Poison Ivy, rescataban temas olvidados de otra era y los barajaban con sus propias composiciones, de manera que las versiones y los originales resultaban prácticamente indistinguibles. En la foto les tienen a los dos, como dioses de la serie B.

En otros obituarios sería irrespetuoso incluir una canción con este título, pero seguro que a Lux Interior le encantaría ser despedido con su Zombie Dance. “En el baile de los zombis, nadie se mueve…”.

Actualizado el 8 de febrero. ¿Les apetece bailar como zombis con las canciones favoritas de Lux e Ivy? Echen un vistazo aquí.