Últimamente el rock parece haber ingresado en una extraña dimensión atemporal. La música actual y la música del pasado conviven, o compiten, en mayor igualdad de condiciones que antes de Internet: todo está disponible y, con perdón, todo es gratis, así que el chaval que se aficiona a Wolfmother puede regalarse también a Led Zeppelin sin más esfuerzo que teclear y cliquear unas cuantas veces. De hecho, ni siquiera tiene que investigar para descubrirlos, porque seguramente se los recomendará Genius, o Last.fm, o cualquiera de esos misteriosos cerebros dedicados a deducir qué artistas nos encantarían si tuviésemos tiempo de oírlos (en buena lógica, ese proceso de ir escuchando sonidos cercanos a los que ya conocemos acabaría extendiendo nuestro gusto hasta abarcar la producción musical de toda la historia, pero lamentablemente moriremos antes). Para colmo, la rentabilidad de la música en directo en esta era de los royalties menguantes ha devuelto a la carretera a una inconcebible caterva de viejos rockeros, cuyo peso histórico suele aplastar a los nuevos artistas en el cartel de festivales y en muchas publicaciones del ramo. Parece que, de pronto, todo está sucediendo a la vez.
Como muestra de esta nueva costumbre de resucitar, ayer me enteré de que se ha reunido uno de mis grupos favoritos, una banda tan ligada a un momento de la historia que me resulta incongruente que vuelvan a existir, aunque sólo sea –por ahora– para tres conciertos en Gran Bretaña. No son muy famosos, pero sí influyentes en ciertos ámbitos: Magazine nacieron en Manchester en el 77, cuando el primer cantante y líder de los Buzzcocks, Howard Devoto (en la fotillo), decidió que había quemado su etapa punk en un tiempo récord y se lanzó a explorar nuevos territorios. El sonido de su nueva banda quizá fuese punk en espíritu, pero desde luego también tenía mucho que ver con estilos previos y opuestos al punk, como ese rock progresivo al que remitía Dave Formula con sus torres de teclados, y el tono intelectual y penumbroso de sus canciones les acercaba asimismo a sus primos los siniestros. Resulta significativo ver en qué otras bandas tocaron sus miembros –Visage, Birthday Party, Siouxsie & The Banshees– y qué artistas les han versionado, desde Morrissey hasta conjuntos de metal oscuro. Últimamente, seguro que Genius y compañía se han hartado de dar pistas sobre Magazine a los seguidores del revivalismo post punk que tanto se lleva.
Lo habitual es recomendar su primer álbum, Real Life, pero yo soy devoto –je, je, tenía que usar la palabra– del segundo, el gélido Secondhand Daylight. Les dejo con Permafrost…