Agosto siempre es el mes en el que menos música escucho, y esta vez también ha ocurrido así, pero se ha dado la casualidad de que en estas semanas de vacaciones he descubierto dos o tres de mis discos favoritos de lo que va de año. Uno de ellos es Reset, el álbum firmado a medias por Panda Bear y Sonic Boom, es decir, el estadounidense Noah Lennox y el inglés Peter Kember, dos figuras ilustres del underground que, a pesar de los trece años de edad que los separan y de su adscripción a distintas generaciones del rock, llevan ya bastante tiempo de admiración mutua y amistad y ahora comparten también país de residencia, Portugal. Hablar de Oso Panda y Explosión Sónica implica referirse a los grupos míticos que fundaron, Animal Collective el primero (allá por 2003) y Spacemen 3 el segundo (allá por 1982), y tengo la sensación de que los seguidores de cada una de esas bandas escucharán Reset a través de sus respectivos filtros de fan, con la perspectiva marcada por la familiaridad con sus obras.
Lo digo porque he leído alguna reseña que destacaba el predominio de Panda Bear en la presentación final de estas composiciones compartidas, pero yo no puedo evitar escucharlas como una nueva rama del fructífero árbol de Spacemen 3, algo así como una aplicación de sus estrategias de repetición y reverberación a un material que, inesperadamente, transmite una chispeante alegría, obra un efecto estimulante en lugar de narcótico: los Spacemen siempre persiguieron objetivos más absolutos (lo suyo era el éxtasis, fuese religioso o químico), pero resulta que su enfoque también funciona en unas canciones que transmiten buen rollo, gozo veraniego, como si el oyente estuviese haciendo surf bajo un sol psicodélico. El planteamiento de partida del disco es muy original: Sonic Boom se dedicó a samplear y loopear intros y brevísimos pasajes de temas de los 50 y los 60 (los Drifters, Everly Brothers, Eddie Cochran…) y Panda Bear armaba nuevas melodías sobre ese andamio a la vez añejo y extrañamente contemporáneo, reconocible y raro, y aquí a lo mejor hay que recordar que Spacemen 3 ya eran una especie de síntesis un poco maniaca de blues y góspel. El álbum entero es una fiesta, pero mi corazón de fan vibra especialmente (vibrar, un concepto especialmente afín a la estética de Sonic Boom) con la última del lote, que veo que es la menos escuchada en Spotify, este Everything’s Been Leading To This. Es, por cierto, nuestra canción de la semana número 666.