Mencionaba yo por aquí hace cuatro semanas la cantidad llamativa de bandas de Portland-Oregón que han ido apareciendo por esta sección. Pues bien, aquí va otra, aunque en su caso el origen geográfico tiene cierto punto coyuntural: los miembros de The Builders And The Butchers proceden en realidad de Alaska, pero fundaron el grupo en Portland y después se han ido dispersando por el mundo, hasta el punto de que buena parte de su séptimo álbum ha sido grabado en Malta, donde uno de los albañiles/carniceros está trabajando de marino. Parece esto el juego de los oficios. Para sembrar más confusión, ahora viene cuando presento a nuestros protagonistas como una banda de folk-rock tirando a apacible y acústico, porque eso es lo que suelen ser, pero resulta que en Montana sobrecargan la cosa de electricidad y envuelven la canción en una tormenta de guitarras desatadas. Por supuesto, yo preferiría que el elepé fuesen once cortes de este pelo y uno tranquilito, y no al revés, pero ellos son los que mandan en la obra, la carnicería, el barco y el disco.