Foto: Dominic Berthiaume

Si tuviese que hacer una lista de mis cinco artistas internacionales preferidos de este siglo, seguro que en ella aparecía la galesa Cate Le Bon, que me parece un modelo en su equilibrio entre lo raro y lo accesible: está muy bien experimentar y deconstruir y destripar salvajemente lo establecido, cómo no, pero reconozco mi preferencia por los músicos que, partiendo de una visión radicalmente individual y anómala, parecen esforzarse en ajustarla como buenamente pueden al concepto de canción. Suele tratarse de personajes solitarios, que no llegan a crear escuela, porque resulta difícil abrazar su enfoque sin incurrir en imitaciones torpes, pero creo que a la amiga Cate le ha surgido una estupenda compañía en la persona de Hélène Barbier, una francesa afincada en Quebec que acaba de lanzar su segundo álbum, Regulus.

Según explica su página, Hélène alista a cómplices musicales que deseen alejarse de «los acordes manidos, los adornos desgastados y las florituras innecesarias» para buscar juntos «una belleza desequilibrada». Desde luego, lo consigue en este disco, un muestrario de doce canciones (en inglés y en francés) que se obstina en lo irregular hasta lograr que parezca totalmente lógico y disfrutable. Podría haber escogido cualquier corte, pero este Lightly lleva un bonito vídeo colorista, entre lo onírico, lo superheroico y lo alienígena.