Cada vez que Hidrogenesse sacan disco nuevo, algo que no sucede tan a menudo, es como si un planeta errante pasase cerca del nuestro y pudiésemos contemplar las cosas extraordinarias que han ido sucediendo en él desde la última aproximación. Carlos Ballesteros y Genís Segarra son sencillamente incapaces de hacer nada que parezca lejanamente convencional, y lo mejor de todo es que esa extravagancia suya siempre resulta natural, lógica, sincera, propia de la vida cotidiana en el planeta Hidrogenesse. En primavera salió lo último del dúo, que se titula Joterías bobas, como la descripción en dos palabras que alguien hizo de su música (jotería, en algunas zonas de América, viene a ser un equivalente de nuestra mariconada), y va cargado de esas canciones suyas a la vez anómalas y pegadizas, costumbristas y marcianas, cerebrales y bailables.

Aunque no andan cortos de hallazgos, mi favorita fue desde el principio La carta exagerada, con su protagonista enfadadito, obtuso y cerril. Así que aprovecho la feliz coincidencia de que al tema le han hecho vídeo (y no un vídeo cualquiera, sino una cosa muy chula y muy fina de casa de muñecas) y de que Hidrogenesse están a punto de volver por aquí para hacerla canción de la semana. Porque, sí, Hidrogenesse estarán en la Alhóndiga el 19 de octubre a las 12.45 horas, dentro de las jornadas Eremuak y con entrada libre (hay que recoger la invitación la víspera en la propia Alhóndiga). Sean responsables con el play, que lo mismo la escuchan y se tiran canturreándola el resto del día.