Foto: Jon Kraus

La semana posterior al Bilbao BBK Live suele ser para mí de desintoxicación: no tanto por el festival en sí mismo, sino porque los diez o doce días previos me veo obligado a dedicar gran parte de mi tiempo a los artistas que me toca cubrir, más que nada para saber por dónde me da el aire. Pues bien, para compensar la sobredosis de Rosalía y Weezer me han venido muy bien temas como este Wanderer, sugerente, meditabundo, más espectral que festivalero.

Pertenece a Chanctonbury Rings, un extraño álbum editado por el sello Ghost Box en el que colaboran los dos personajes de la foto, es decir, el escritor Justin Hopper y la cantante y multiinstrumentista Sharron Kraus, con la producción (y también con algún corte extra) a cargo del atípico proyecto electrónico Belbury Poly. Hay tantas cosas que aclarar que de alguna directamente pasaré, pero ataquemos el asunto por el principio: el Anillo de Chanctonbury es un castro prehistórico de West Sussex, en Inglaterra, envuelto en leyendas como la que asegura que allí se puede convocar con cierta facilidad al diablo. Hopper, el escritor, recita en el disco un texto «poético, autobiográfico y psicogeográfico» sobre sus experiencias en el Anillo, acompañado por las composiciones misteriosas de Sharron Kraus, que se mueven entre el folk bucólico y la electrónica psicodélica. De Sharron, por cierto, ya hemos hablado alguna vez por aquí. De cuando en cuando, ese fondo musical se emancipa, y así llegamos a Wanderer, un interludio (de esa manera lo define el tracklist) en el que la narración de Hopper solo aparece de manera testimonial, al final. Lo que queda es una de esas canciones de folk oculto que tan bien resuelven los ingleses, ideal para vagabundear por los brumosos campos de Sussex o para bajar cabizbajo las escaleras de Altamira en plena madrugada, de vuelta del Bilbao BBK Live. Ah, leo que esos acordes tan característicos que puntúan la canción están interpretados con un dulcimer.