Third, el tercer álbum de Big Star, es un disco con mil singularidades, que delatan que llegó a existir por los pelos. Ni siquiera está claro que se titule así (también se ha editado como Sister Lovers e incluso bajo otros bautismos con menos tradición), ni tampoco que estuviese planteado como un disco de Big Star, reducido entonces a dos personas, y no como una obra en solitario de su líder, Alex Chilton. Se grabó en 1974, pero las discográficas lo rechazaron y no se editó hasta 1978, cuando el grupo ya se había disuelto, y no cuenta con un tracklist definitivo: circulan versiones con distintos temas, o con los mismos en orden diferente. Pero, más allá de ese caos tan extraño, adecuado en cierto modo a la esencia del álbum, Third ha acabado convirtiéndose en uno de los grandes discos de culto de la historia del rock, por su combinación de la golosina melódica que la banda estadounidense había patentado en sus dos primeros álbumes, tan influyente en bandas como Teenage Fanclub, con pasajes que retratan de manera inmejorable la descomposición anímica y la derrota personal.

En octubre se ha editado Complete Third, una caja de tres cedés que recopila todo lo que se grabó en aquellas sesiones, desde las maquetas más austeras hasta el disco terminado. Y entre esos 69 cortes está la demo de Holocaust, una de las canciones más desoladoras y escalofriantes que se han escrito jamás. La maqueta, con el piano y la voz de Chilton, ya se había publicado hace siete años en la caja Keep An Eye On The Sky, pero yo no la había escuchado hasta ahora, y me parece otra manera hermosa y efectiva de presentar esta maravilla de composición, sin el chelo, la guitarra y los coros que añaden una dimensión fantasmagórica a la versión definitiva. La inolvidable letra es la misma: «Todos se van / y dejan atrás a los que caen. / Todos se van / tan lejos como pueden, / simplemente les da igual. / Eres una cara devastada, / eres una mentira de ojos tristes, / eres un holocausto», dice la última estrofa. Y después todo acaba.