A Clive Langer le ha ido bastante bien en su oficio de productor. Su nombre aparece en álbumes muy importantes del pop británico, acompañado habitualmente por el de su compinche Alan Winstanley: son los responsables de buena parte de la obra de Madness, de un par de discos de Morrissey y Elvis Costello y de referencias de Dexys Midnight Runners, The Teardrop Explodes o China Crisis, por ejemplo. Y también han producido a bandas del resto del mundo, ese concepto tan inglés, como They Might Be Giants o A-ha. Pero a Clive (que escribió junto a Costello la hermosa Shipbuilding, inmortalizada por Robert Wyatt) le quedaba la espinita de no haber llegado nunca a estrella del pop, por mucho que su banda, Deaf School, ocupe un lugar destacado en las historias de la faceta más artie del rock británico.

Así que, con 60 añitos ya, ha puesto manos a la obra y ha fundado The Clang Group, un nuevo proyecto en el que destaca inevitablemente la presencia de Andy Mackay, el saxofonista de Roxy Music. Jóvenes e inexpertos no son, eso está claro, y tampoco pretenden sonar a producto de temporada: su primer álbum parece una joya perdida de otra época, con ecos de los propios Madness (sobre todo, cómo no, en el tema que canta Suggs) o de Ian Dury y sus Blockheads, pero a la vez se aprovecha de esa cualidad tan propia de nuestro mundo contemporáneo, en el que cualquier evocación de estilos pasados puede resultar perfectamente actual. Acre Lane, el sencillo de presentación, da muchas ganas de ir andando en bici por Londres, aunque tengo mis dudas de que sirva para aupar a Clive Langer hasta la fama global y masiva.