Hay situaciones que pueden interpretarse como preocupantes síntomas de que uno está perdiendo el contacto con los tiempos. Esta semana habré escuchado ciento y pico canciones recién publicadas, algunas de ellas con bastante fanfarria, y una canción olvidada que se grabó en 1975 y se repesca ahora en un sencillo. Y, ejem, la que he elegido para traerles por aquí es esta última, así que a lo mejor es que sintonizo mejor con los músicos de cuando yo tenía cuatro años que con las nuevas generaciones. Claro que también podríamos pensar que, si alguien se molesta en resucitar esta rareza cuarenta años después de su fugaz trayectoria comercial, será por algo: estoy convencido de que a nadie le importarán muchas de las canciones de ahora mismo allá por los años 50 del siglo XXI.
En fin, les presento a Maya, un grupo de Cincinnati del que no parece haber ni fotos y que habría que clasificar como rock duro de inspiración psicodélica, a falta de categorías más sutiles, aunque los propios responsables de la reedición lo definen sin rodeos como “outsider music”. El sencillo incluye las dos únicas canciones que publicaron, ambas escritas por el líder de la banda, un tipo llamado Burk Skyhorse Price que al parecer sigue en activo hoy en día, tras toda una vida recorriendo las catacumbas del oficio: es el caballero de la imagen de arriba. Al parecer, el joven Burk de los 70 era todo un personaje, aficionado a someter a su guitarra a todo tipo de efectos y abusos, y a falta de un teclista en la formación deduzco que debe de ser su instrumento lo que burbujea extrañamente por debajo de buena parte de este tema. Eso sí, les aviso: dice la discográfica que la canción asombrosa de verdad es Distant Visions, la que ocupa la otra cara del sencillo, pero se están dosificando y esa aún no la han colgado. Porque también se puede crear expectación con música de 1975.