Como quien no quiere la cosa, en las últimas semanas me he cargado de versiones en las que están implicados algunos de mis grupos favoritos, unas veces como homenajeados y otras como homenajeadores, así que les traigo aquí una pequeña ronda, al estilo de un camarero que va disponiendo una amenazadora hilera de chupitos encima de la barra. Tranquilos, que una versión siempre será más inofensiva que un brebaje de color raro.
Los primeros de la fila son los Cure, que por fin se han animado a grabar algo después de seis años sin actividad conocida en el estudio. Robert Smith y sus muchachos figuran entre los ilustres participantes en The Art of McCartney, un tributo al amigo Paul: son 42 temas, nada menos, y los Cure han elegido hacerse cargo de Hello Goodbye, que no puedo decir que sea precisamente mi canción preferida de los Beatles. Siempre han sido unos versionadores muy competentes, y se puede afirmar que los años 67 y 68 son su especialidad, ya que en el pasado han dado su visión de temas como el Hello I Love You de los Doors o el Foxy Lady de Hendrix. Aquí se les ve llamativamente relajados, acompañados por el hijo de Paul McCartney a los teclados.
El siguiente chupito tiene como base una dosis de Depeche Mode, pero está reforzada con un chorrito de bourbon. Hasta esta semana me había pasado desapercibida la versión de Never Let Me Down Again que han incluido los Supersuckers en su nuevo álbum, editado a principios de año, así que se la sirvo aunque esté un poco pasada: el original es, probablemente, mi canción favorita de Depeche Mode, un tema de desengaño e itinerancia que en las manos de Eddie Spaghetti y compañía parece transcurrir a lomos de una Harley.
Y, para completar la borrachera, aquí tienen no una versión más, sino diez. De acuerdo, estamos entrando ya en el campo de las obsesiones, y espero que sepan perdonar que me ponga tan repetitivo con mis matracas: hace poco les traía el álbum entero de interpretaciones de Joy Division a cargo del proyecto israelí Die Entweihung, y hoy seguimos por la misma senda con la cuarta entrega de The Cvlt Nation Sessions, los homenajes (descargables por la cara) que la revista digital Cvlt Nation rinde a discos particularmente influyentes. Esta vez toca Unknown Pleasures, el álbum de debut de Joy Division, desmenuzado por las garras de diez proyectos procedentes de la vanguardia oscura y la periferia del metal. Gente como Pinkish Black, que son esos señores tan seriecitos de la foto de arriba. Hala, a ver si se meten todo esto entre pecho y espalda y logran después mantener la verticalidad.