Temo al 1 de abril, el Fools’ Day, el equivalente anglosajón al Día de los Inocentes. Porque el 28 de diciembre uno sale de casa preparado y cuestiona todo lo que lee, pero el 1 de abril suele pillarnos desprevenidos, con las defensas bajas, dispuestos a creernos cualquier majadería. Los diversos repasos que se publican hoy sirven para comprobar que la tradición de colar historias falsas en los medios no ha decaído en el Reino Unido y EE UU, al revés de lo que ocurre en España, donde las inocentadas impresas se están convirtiendo en una singular costumbre del pasado (algo de lo que, como persona poco amante de las bromas, me alegro). De hecho, se ha extendido a las compañías más importantes de internet: a lo mejor vieron ayer que Google prepara un buscador de olores, Google Nose, o que Twitter va a cobrar por usar las vocales en los tuits, o que YouTube cierra para elegir por fin el ganador entre todos los vídeos presentados.

La prensa británica era un festival de falsedades más o menos graciosas. The Sun contaba que Mick Jagger y Ron Wood están pernoctando en una tienda de campaña, con el frío que hace por allí, como preparación para ser cabeza de cartel en el festival de Glastonbury. El Daily Mail incluía un reportaje sobre lechuzas que se encargaban del reparto de correo en una oficina, al estilo Hogwarts. El Daily Mirror mostraba el nuevo avión con suelo de cristal de la compañía Virgin. Pero parece que la historia de que Freddie Mercury disfrazó a Lady Di de hombre para llevarla a un club gay es verdad, igual que la del papel higiénico de Cincuenta sombras de Grey o lo de que la NASA quiere atrapar un asteroide para colocarlo cerca de la Luna. Yo, por cierto, ya piqué hace unos añitos, aunque también es verdad que el autor de la broma se pasó de chistoso y la adelantó tres días.